Mbarka, una niña saharaui de 8 años, llegó a Córdoba en julio del año pasado para ser tratada de una enfermedad oncológica. En los campos de refugiados su patología era imposible de abordar, pero en el hospital Reina Sofía tienen mucha experiencia en el tratamiento de este tipo de enfermedad. De ahí, que la Asociación Cordobesa de Amistad con los Niños y Niñas Saharauis (Acansa) decidiera solicitar la evacuación a Córdoba por motivos sanitarios. 

Tras dos meses de numerosos trámites, el traslado contó con el visto bueno del Fondo de Cooperación al Desarrollo del Servicio Andaluz de Salud (SAS) y el del Gobierno de España, que fue quien autorizó su visado. Beatriz Sánchez, secretaria técnica de Acansa, y su compañera Rocío, que tienen acogida a Mbarka, resaltan que ha sido la primera vez que esta asociación ha trabajado para traer a un paciente menor con un enfermedad oncológica, pues aunque dentro del programa Vacaciones en paz, se han realizado en veranos anteriores actuaciones sanitarias con los pequeños, pero han sido por patologías menos complejas. 

Con su familia de acogida. Córdoba

Mbarka tendrá que permanecer en Córdoba al menos cuatro años hasta que culmine con el tratamiento y seguimiento que le han indicado en el Reina Sofía. Sus oncólogas son Cristina Bicho y Elena Mateos, dos grandes profesionales a las que la familia de Mbarka, y también Beatriz y Rocío le están muy agradecidas. Hace unos días esta menor culminó los 21 ciclos de quimioterapia, de 3 sesiones cada uno, a los que se ha tenido que enfrentar, «siempre con una sonrisa», señala Beatriz. La niña viajó con un familiar, que permanece en Córdoba, y al día siguiente de llegar, ya comenzó a ser tratada en el Reina Sofía. La pequeña está en continuo contacto telemático y telefónico con sus padres y tres hermanos, que aunque la echan muchísimo de menos, agradecen que Acansa haya luchado para que su pequeña se ponga bien. 

Ahora esta niña se encuentra por fin fuera del hospital, por lo que retomará sus estudios. Hasta que tenga permiso del Reina Sofía para ir presencialmente al colegio, recibe clase de una profesora en casa, gracias al programa educativo de la Junta de Andalucía. 

Y la campana sonó

«Mbarka nos está dando una lección de vida. Se ha adaptado muy bien a Córdoba, es muy agradecida y muy educada. En el hospital la quieren todos los profesionales. Viene de vivir en condiciones extremas y valora incluso más que nosotras la calidad de la sanidad pública que tenemos en Andalucía», destaca Beatriz.

Los niños que presentan enfermedades oncológicas hacen sonar una campana en la tercera planta del Materno Infantil, en la que permanecen hospitalizados, cuando acaban con un tratamiento. Mbarka hizo sonar con fuerza la campana, con su bandera del Sáhara a la espalda, a la vez que una enfermera leyó las palabras de agradecimiento de su familia de acogida. Rocío y Beatriz agradecen «el apoyo que en todos estos meses han recibido de las familias que tienen a sus hijos ingresadas con enfermedades similares a las de Mbarka, formando todas un núcleo familiar gigante. Además, también agradecen el respaldo psicológico de Laura y la exquisita sensibilidad con la que han tratado a la niña y a nosotras»