El mundo ecuestre es un auténtico regalo para esta guía y el mejor colofón, ya que en torno a la figura de este animal se sitúa una gran variedad de profesiones ancestrales que suponen toda una industria auxiliar manufacturera que galopa a lomos del caballo para ayudar al desarrollo del sector y, a la vez, conservar actividades económicas que son parte del acervo cultural y social de esta tierra.

El oficio más clásico con el que se relaciona al mundo ecuestre es el de guarnicionero. Aquí, Guarnicionería Berral, en calle Antonio y Miguel Navarro de Montilla, es un referente. Fundada en 1920 por Joaquín Berral Rasero, ya va por la tercera generación, con su nieto, también Joaquín Berral, al mando. Ofrece complementos para caballo y jinete de doma vaquera, alta escuela y enganche, y ahora se ha especializado en esto último.

El taller de calzados Mohedo elabora sus piezas artesanas de la piel. Córdoba

"Tocamos guarniciones caleseras, inglesas, también monturas vaqueras, pechopetrales, cabezadas... y siempre con cueros de primera calidad (piel de vaquetilla); hebillas de acero inoxidable y otros artículos con biothane", explica Joaquín. Su clientela principal proviene de la ruta clásica ecuestre: Córdoba, Sevilla, Huelva y Cádiz. Muchos de sus productos los hacen por encargo para dar servicio personalizado y, a través de la artesanía, otorgar a cada pieza matices y detalles que la hacen única. Con Berral comparte labor y municipio Guarnicionería Pachorro (1998).

Su taller, en Montilla, produce pura artesanía fruto del buen hacer y la mejor selección de pieles. Sus trabajos para doma van de monturas a guarniciones y atalajes de caballos.

Y hay más muestras: Sopo Guarnicionería, en Priego; o una de las más antiguas (de 1825), Guarnicionería Molinero-Pozuelo, especialistas desde Villanueva de Córdoba en silla de montar vaquera hecha con paja de centeno y lona para el armazón. Ellos y más tiendas y talleres (La Amazona, en Baena, o Espartero, en Villaviciosa) crean zurrones polainas, zahones...

El sombrero cordobés, un clásico que se puede adquirir en Herederos de J. Rusi. Córdoba

Otro oficio es el de carrocero -antes llamado aladrero- donde destaca Carruajes Matapalos, empresa situada en el polígono de Chinales que se remonta a 1864 y que ya va por la quinta generación. Rafael Luque regenta este negocio de restauración y fabricación de carruajes de todos los modelos y antigüedad. Este taller de coches de caballos es como un museo. Él afirma que no sabe venderse porque es "restaurador", pero la reputación de su firma es internacional y recibe pedidos de toda España y Europa.

Su trabajo es artesanía pura y se nota, sobre todo, en lo que no se ve, en los cimientos. "Para que un coche de caballos sea seguro y de calidad hay que incidir en la base, cuidar estructura y ensamblaje; y las ruedas, que son claves". En Matapalos son expertos en reparación de cualquier avería del carruaje (madera, hierro o pintura) y especialistas en fabricación y arreglo de ruedas, la labor más delicada de un carruaje.

Ser buen carrocero, como Rafael, requiere nociones de física o arquitectura y dominio de carpintería, forja, ebanistería, pintura o tapicería. Menos esta última disciplina, practica todo lo anterior. Entre los materiales que utiliza, maderas duras y fuertes, pero con flexibilidad según para la pieza que sea: encina, álamo negro y acacia para ruedas; fresno, castaño y nogal para el resto. Y todo, con herramientas peculiares: ruleta, telera, catalejo, copero, clavera, serrucho… Coches, sobre ruedas, y caballos... sobre herraduras, donde el herrador es crucial.

Rafael Luque, de Carruajes Matapalos, repara una rueda. Córdoba

Manuel de la Rosa, con sede en el centro hípico La Herradura de Palma del Río, lleva más de 30 años herrando equinos (aplomo, recorte y colocación herradura). También forma herradores en su escuela, divulgando metodologías del herraje tradicional, recorte Balance F, sistema Cytek y Barefoot. "La profesionalización de este oficio es vital por el bienestar animal", indica.

Otro oficio es taxidermista. Manuel Cañete, de Almodóvar del Río, es de los más prestigios. Desde 1969 ejerce este arte y ha realizado obras para el mundo ecuestre. A él dedica también parte de su actividad Curtidos Varo, negocio familiar de 1917 y ubicado en la calle Alfaros. Entre sus trabajos de piel hay sillas de montar, cabezadas, acciones de estribo, mantillas, sudaderas, salvacruces, fundas, alforjas, enganches, etcétera.

Un elegante arte

Ropa y calzado son esenciales para jinetes y amazonas. Y en Córdoba se trabaja la vestimenta de pies a cabeza. Para ésta, Herederos J. Rusi en la capital (C/ Conde de Cárdenas, 1) ofrece, desde 1903, sombreros de creación artesanal y a medida. Para los pies, Calzados Mohedo, en Montoro (C/ Corredera, 39), que, desde 1850, elabora todo a medida: boto campero, boto enterizo, bota inglesa, polaina y portacapotes, alforjas o zahones.

La Sastrería D’Raza, de Santaella (C/ Bujeos, 24), completa el atuendo de quien monta a caballo en exhibición y competición. Son la sastrería oficial de Caballerizas Reales y trabajan con la Real Escuela de Jerez. Confección artesana de pantalones, chaquetas, chalecos, pañuelos y más complementos usando telas como alpaca, lana, sarga, pata de gallo… y con bordados a mano. Todo para dotar a los profesionales de la mejor y más elegante indumentaria.

Fabricaciones artesanales para el mundo ecuestre. Córdoba