Cuando conocí a Amador Jover en 1978, ya tenía en mente un nuevo modelo de universidad. No se lo que vería en mí para pedirme que colaborara en su proyecto, y que le ayudara en las difíciles circunstancias por las que atravesamos. Con el paso de los años, coincidimos como decanos, de Veterinaria y de Ciencias, trabajando juntos por conseguir que se estableciera un régimen de convivencia, de moderación y progresismo que pudo implementarse, cuando todos los decanos y directores lo propusimos como candidato a rector. Una vez ganadas las elecciones, puso en marcha su proyecto de transformación física y académica de la UCO. Eran tiempo de carestía presupuestaria, por eso los cambios avanzaron lentamente, pero con paso firme. El núcleo del proyecto pasaba por la reubicación y agrupación de los centros en un campus científico-tecnológico que agrupara a todos los departamentos relacionados con esas ramas del saber, en la antigua Universidad Laboral. Terminado su primer mandato, emprendió también el diseño de un cambio en la gestión de la investigación y tuvo la ocurrencia de ofrecerme el puesto de vicerrector de la rama, que acepté porque Amador tenía una importante capacidad de seducción. Fue un esfuerzo conjunto, los que estaban a favor y los que se oponían a ello, y que así enriquecieron el debate. He sido amigo de Amador, de los de verdad, como lo son los buenos matrimonios, con muchos desencuentros y enfados, sin halagos mutuos, pero con respeto. Esta mañana, cuando a primera hora recibí la noticia que ya esperaba, sinceramente no pensé en él, sino en, Lucila, su esposa, la que lo cuidó y reconfortó durante estos meses de dura enfermedad y a la que, quiero mandar un abrazo que espero compense en parte su dolor. Amador, te echaremos de menos, no vivirás la Conmemoración del 50 aniversario de nuestra universidad, pero quiero que sepas que una buena parte de ese periodo, te lo debemos a ti.

Eugenio Domínguez fue rector de la Universidad de Córdoba entre 1998 y 2006, y actualmente es catedrático emérito de la UCO.