Ejemplo de hospitalidad, de mimo y de dedicación. Así son los cuidadores de patios, los «hilos invisibles» de una fiesta nacida en el seno de la cultura romana y andalusí, que ganó solidez gracias al concurso que ahora cumple cien años, y que ha conquistado al mundo como demuestra la designación de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

El Ayuntamiento de Córdoba ha organizado este martes un acto "tan sencillo como emotivo", ha subrayado el alcalde, José María Bellido, que ha puesto el colofón a la conmemoración del centenario dando todo el protagonismo a los que más lo merecen. El homenaje, conducido por la periodista María José Martínez, ha empezado con un vídeo en el que una de las cuidadores más veteranas, Ana Muñoz, y uno de los más jóvenes, Santiago, han contado lo que representa el patio y el concurso en sus vidas. "Nadie sabe el trabajo que tiene un patio y lo que se disfruta, hay que vivirlo", ha explicado Ana, sincera, mientras Santiago ha recordado cómo su abuela fue la que inició la tradición, que han heredado las siguientes generaciones hasta llegar a él.

Para que nadie olvide este aniversario, marcado por la pandemia del covid, el Ayuntamiento de Córdoba les ha obsequiado con un grabado de una edición especial realizado por el artista del colectivo Córdoba Contemporánea José Luis Muñoz. Según comentó después Bellido, estos grabados se encargaron cuando la pandemia aún estaba en pleno apogeo y el número 1 se le entregó a los Reyes de España cuando visitaron Córdoba y los patios de la ciudad para apoyar a la recuperación económica. Otros 70 grabados lucirán ahora en casa de otros tantos cuidadores, en agradecimiento por su participación en las últimas ediciones.

Los presidentes de las dos asociaciones que representan al colectivo han tomado la palabra en nombre de todos ellos. Miguel Ángel Roldán, de la asociación de Amigos de los Patios, ha recordado la esencia de esta fiesta, que no está en la arquitectura ni tan siquiera en las flores que adornan las paredes encaladas sino en la forma de vida asociada a estas casas y en las personas que de forma desinteresadas los cuidan a diario. "En el alma de todo cordobés hay un cuidador de patios", ha asegurado Roldán antes de despedirse.

A continuación, el presidente de la asociación Claveles y Gitanillas, Rafael Barón, ha aprovechado la oportunidad para recitar uno a uno los nombres de todos los cuidadores que a lo largo de los años han hecho posible la fiesta, una lista casi interminable que con gran paciencia y rigor ha enumerado para poner nombre y apellidos a todos esos protagonistas anónimos de esta fiesta Patrimonio de la Humanidad. "Por cien años más siendo los anfitriones de Córdoba", ha deseado para terminar.

La cuidadora del patio de Pozanco 6, Mercedes Romero, también tuvo ocasión de dirigirse al público y ensalzar el trabajo y el amor con que todos ellos preparan cada año sus patios para abrirlos al público "porque nos gustan las flores, los patios y el sentimiento que nos produce", aseguró, "independientemente de si tenemos más o menos premios".

El alcalde, José María Bellido, al que acompañaron en la gala los portavoces de los grupos de la oposición, ha reivindicado ante todos la "rotunda vitalidad" del certamen municipal, "que ha ido evolucionando para adaptarse a los tiempos sin renunciar a sus señas de identidad" y ha reconocido que si el concurso ha llegado hasta aquí es por "el patrimonio humano que representan las personas que llevan toda la vida cuidando estos recintos y abriendo sus puertas para que todos podamos disfrutarlos".

También ha aprovechado para recordar que el acto de hoy ha supuesto "un tributo a la memoria de las familias que compartían la vida en estos recintos… y los convertían en zonas de encuentro", subrayando "que en los momentos más oscuros de la pandemia, vuestras casas proyectaron la belleza y la luz de Córdoba". Bellido defendió después que Córdoba tiene "la obligación de conservar y proteger esta cita dialogando con quienes la hacéis posible, conservando espacios y desarrollando iniciativas que consoliden la vida en estas casas" que cien años después representan "tradición y futuro".

El guitarrista Niño Seve y la bailaora Lola Pérez pusieron el toque flamenco a una noche para el recuerdo.