Isidoro Rivera tiene 55 años y es uno de los pacientes de ictus que ha pasado por el Instituto de Neurociencias de Cruz Roja de Córdoba, gracias a lo cual, asegura, ha podido recuperar prácticamente su autonomía total.

Rivera explica que su ictus, sufrido en marzo de este año, tenía su origen en una patología no detectada del corazón, que le fue identificada en unas de las consultas por sus dolencias cervicales, porque “ya iba mal”. De allí me dijeron que me ingresaban en el Instituto de Neurociencias, donde “nada más llegar activaron el protocolo ictus, porque estaba bastante grave”.

Estuvo 16 días ingresado, durante los cuales el accidente vascular se repitió varias veces y fue sometido a cuantas actuaciones fueron necesarias. “De muchas cosas ni me acuerdo, de lo mal que estaba”, reconoce. Pero sí recuerda que le hicieron un cateterismo, entre otras atenciones. La situación lo llevó en un momento dado a temer por su vida, tanto él como sus allegados. Cuando se sintió mejor, asegura que pensó: “morirse no es para tanto”.

Aunque la intervención tuvo un resultado positivo, explica Isidoro que después tuvo secuelas, pues empezó a sufrir crisis epilépticas. “Yo notaba que me quemaba la cabeza”, explica. Y es, según cuenta, porque la zona afectada de su cerebro era bastante grande.

Antes de empezar la rehabilitación, sigue explicando el paciente, tuvo que estar “cuatro o cinco días tumbado boca arriba sin poder moverme”. Superada esa etapa, “pude levantarme por fin y empezar la rehabilitación”, que empezó con intentar recuperar la movilidad de la mano y posteriormente empezar a caminar poco a poco. La movilidad de la mano ha sido lo más complicado, aunque hoy en día “puedo conducir y hago vida prácticamente normal", pero señala que una de las cosas que más le ha costado es volver a escribir, porque indica que “tuve que aprender a escribir de nuevo”. Ha sido el proceso más largo, aunque que poco a poco, el malestar que seguía teniendo después de pasar por el Instituto ha ido remitiendo y hoy en día se encuentra prácticamente bien.