Viajar con bajo presupuesto y todas las comodidades a un destino de cualquier parte del mundo es posible si uno cuenta con una casa que intercambiar con otros. Se trata de una fórmula que gana cada día más adeptos y que en Córdoba ha convencido ya a 188 familias, inscritas en la plataforma Home Exchange. La inscripción en ella te da acceso potencial a las llaves de 450.000 viviendas en 159 países, 60.000 de ellas en España, donde poder acordar estancias más o menos largas. Este verano, en los meses de julio y agosto, y pese a las restricciones aún vigentes por la pandemia, se registraron 220 pernoctaciones en la provincia y hay previstas de aquí a final de año otras 110, según informa la plataforma. Pilar Manrique es portavoz de Home Exchange España y, además de ser de Córdoba, es usuaria del portal desde hace varios años. Según explica, lo conoció antes de trabajar en él, pero no se animó a intercambiar su vivienda hasta que conoció el funcionamiento desde dentro y resolvió todas sus dudas. «El primer intercambio que hicimos fue recíproco, con otra familia de Berlín durante una Feria de Córdoba y desde ese día, no hemos dejado de usar este sistema», comenta, «tengo dos hijos y con ellos hemos hecho 22 intercambios con familias de Alemania, Francia, Suiza, Bélgica, Grecia, Croacia y Eslovenia». El boom de la actividad fue en el año 2019 y, aunque se frenó por la pandemia por la ralentización general del turismo, «ha vuelto con mucha fuerza, aunque, de momento, predominan los viajes locales y de último minuto».

Andalucía y Córdoba

Andalucía, el destino favorito en Córdoba

En los últimos meses, los viajes a otros países se han reducido notablemente, pero eso no ha mermado el flujo de intercambios, explica Pilar Manrique, sino que ha concentrado las estancias en el territorio español. «Andalucía es el principal destino de los cordobeses, seguido de Cataluña, Comunidad Valenciana, Euskadi y Madrid», señala, «solo en Andalucía tenemos 11.963 familias inscritas y entre julio y agosto ha habido 27.852 intercambios y están previstos casi 9.000 más antes de que acabe el año». El sistema resulta especialmente atractivo en el actual contexto sanitario «porque una casa no tiene tanta rotación como un alojamiento turístico o un hotel, por lo que es más seguro y te permite viajar con bajo presupuesto», añade.

Funcionamiento y coste

Un sistema basado en la confianza

Pilar Manrique sabe, por propia experiencia, que intercambiar tu casa con desconocidos es algo que suscita muchos reparos cuando no se conoce el sistema. Por eso, subraya que todo se basa en la confianza y el respeto de los miembros de la comunidad, así como en la comunicación, ya que antes de viajar, es necesario entrevistarse con los propietarios/inquilinos de la vivienda de destino. «La plataforma te ofrece la posibilidad de inscribirte gratuitamente, buscar destinos y mandar mensajes a otras familias. Si te decides y registras un primer intercambio, la plataforma realiza un trabajo de verificación de los datos que incluyes en tu perfil y cobra una cuota de 130 euros anuales, que te dan derecho a hacer uso del sistema 12 meses sin más costes. «Todas las casas son susceptibles de recibir invitados», asegura Pilar, «pero si nadie está interesado en tu casa cuando tú quieres viajar, no es necesario hacer intercambio recíproco, puedes ofrecerle guestpoints para que los use con otro miembro en la casa de un destino que elija, ya que cada miembro recibe una serie de guestpoints cuando se da de alta y también cuando acoge a otros miembros».

¿Y si pasa algo?

Seguro para imprevistos o daños

Cuando alguien intercambia su casa, lo hace con todo el contenido dentro, no es como una vivienda turística que en muchos casos, está dispuesta solo para recibir turistas. Salvo que se trata de la segunda residencia, una familia sale de su casa para que entre otra. «Siempre hay una persona de contacto en el destino que te da las llaves, te enseña la casa y es referente por si ocurre algo», explica Pilar, que asegura que la tónica habitual es la de máximo respeto porque antes de viajar existe una comunicación previa y porque todos los usuarios están registrados y sus datos verificados». 

Pese a todo, es posible que surjan imprevistos que obliguen a cancelar un viaje. «En esos casos, el portal intenta buscar una casa similar en el mismo destino o aporta una compensación económica al usuario». Si en la estancia se produjera algún daño accidental o un robo, también existe un seguro para que la persona no tenga que recurrir al seguro del hogar. La comunicación entre familias es fácil, ya que existe un traductor propio para garantizar la conversación. Según la portavoz del portal, los recelos iniciales a la hora de abrir tu casa son algo normal. «La primera vez que intercambiamos casa, mis hijos no concebían dejar sus juguetes para otros niños, ahora viajan con la ilusión de ver qué juguetes encuentran en otra casa y qué amigos hacen en la estancia». 

17 años de intercambios

Myriam Cano. CÓRDOBA

Myriam Cano: «Es como estar en casa o mejor»

Myriam Cano es cordobesa y empezó a intercambiar su segunda vivienda, en Nerja, en el 2004. «En Córdoba, vivo de alquiler y aunque se puede hacer, a mí no me parece correcto intercambiar lo que no es mío», explica. Había oído hablar de esta práctica en países de Europa y cuando se pudo hacer en España se unió sin pensarlo. «Intercambiar tu casa cuando se queda vacía me parece una forma muy buena de sostenibilidad», afirma convencida, «y además te permite viajar mucho más y a lugares más caros, ya que te permite estar en un sitio con todas las comodidades, con la posibilidad de comer en casa, conocer el entorno con las recomendaciones de personas que son de allí y, además te ahorras el coste del alojamiento». Para ella, en este sistema, todo son ventajas. «El próximo jueves, me voy con mi hija a Budapest cuatro días a una casa de intercambio, el hotel costaba 500 euros», pone como ejemplo. Abrir las puertas de su casa a otros no es un problema. Para ella, no son desconocidos, ya que antes del intercambio se produce una comunicación intensa entre las dos partes. «Además, existe una valoración posterior de la estancia, de la casa, la limpieza y demás, todos nos esforzamos por ser lo más hospitalarios posible», explica, «yo nunca he tenido ningún problema, he viajado sobre todo al extranjero, he estado como en casa o a veces mejor, en un chalet con todo tipo de comodidades, jardín... y he recibido a muchísima gente en mi casa con la que he acabado haciendo amistad e incluso nos hemos visto después porque han venido a España y me han visitado».