Un problema no se resuelve si no se conoce. Y hacer visible la trata de personas y todo lo que rodea a esta lacra social es el objetivo de la exposición fotográfica Punto y Seguimos. La vida puede más, que ha inaugurado hoy lunes y se puede ver y hasta el 26 de septiembre en el Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral. La delegación Diocesana de Migraciones de Córdoba ha programado esta muestra itinerante, promovida por el Secretariado de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana a través del Departamento de Trata de Personas, organismo de la Iglesia dedicado a atender personas víctima de la trata de seres humanos. Las fotografías son obra de Fernando Mármol Hueso y se han dispuesto en cuatro paneles que albergan 41 imágenes y algunos textos.

Punto y Seguimos. La vida puede más pretende evidenciar a través de este proyecto fotográfico la realidad de la trata de personas narrada en primera persona. Así, y según ha señalado la directora del Departamento de Trata de Personas de la Conferencia Episcopal, María Francisca Sánchez, la muestra se concibe como un instrumento «para visibilizar y sensibilizar a la sociedad ante esta situación de abuso y explotación».

Tras la inauguración de la exposición, Sánchez ha explicado a los asistentes que, lejos de pensar que este problema se produce en países lejanos, en realidad es un drama «que tenemos a nuestro alrededor». La especialista ha señalado que esta muestra se ha dividido en tres líneas argumentales. Así, ofrece imágenes del drama vivido por las personas que han sufrido la situación de trata, además de reflejar la esperanza de una vida libre de explotación y, por último, la implicación de la Iglesia y la sociedad en general con las víctimas. 

Testimonios

Las imágenes están acompañadas de palabras de personas que han sufrido la trata, plasmadas en frases «no necesariamente de las personas que aparecen fotografías, pero sí de algunas de las mujeres con las que trabajamos y sufrieron este problema», construyendo así un relato en el que se hace partícipe a los protagonistas. Y es que la mayoría de estas víctimas son mujeres, porque «la explotación sexual es la causa más común de este drama en nuestro país, aunque también hay otros tipos de explotación para otros fines que son más difíciles de detectar, pero que se están dando y cada vez más, como los matrimonios forzados, la explotación laboral, etcétera», ha continuado Sánchez. 

Según datos de la Subcomisión Episcopal de Migraciones, la trata de personas representa un negocio que mueve millones de euros, el segundo a nivel mundial después del tráfico de armas. Esta forma de explotación somete a miles de personas a situaciones de esclavitud que atentan contra su dignidad y vulnera derechos fundamentales. Cada año son captados hombres y mujeres en sus países de origen para ser sometidos a explotación sexual, laboral, tráfico de órganos o matrimonios forzados. Se estima que solo una de cada veinte personas víctimas de la trata es identificada.

En esta exposición, que ha pasado ya por 15 diócesis, están representadas todas las congregaciones que tienen proyectos de atención a estas víctimas, con «las que se tiene contacto muy estrecho», ha subrayado Sánchez. Por último, la especialista ha destacado que «ha sido un trabajo de equipo y teníamos muy claro que no queríamos que fuera un trabajo solo realizado por estas coordinadoras, sino que queríamos contar con las víctimas», además de «dar un mensaje de esperanza y pensar que de esto se puede salir», ha concluido la especialista.