La historia de Miguel y Carmen Granados es la historia de dos hermanos unidos por la poliquistosis renal, una enfermedad hereditaria que les hizo perder a su madre prematuramente y que, de no existir los trasplantes, les habría sentenciado a muerte. Esta mañana, con motivo del Día Mundial del Riñón, han relatado su experiencia en compañía de Antonio, el hijo de Miguel, que también ha heredado la enfermedad, y de Mª Dolores, la hermana que se ofreció a regalar un riñón a Carmen para salvarla. La poliquistosis hepatorrenal es la causa del 10% de los enfermos que entran en diálisis cuya probabilidad de heredarla de padres a hijos es del 50%. En el caso de la familia Granados, de cuatro hermanos, dos están sanos y los otros dos, la heredaron.

Pero vamos por partes. Miguel Granados tiene 73 años y ha vivido con dolores media vida. "Me diagnosticaron la enfermedad con 28 años y estuve mucho tiempo rabiando con cólicos nefríticos que iban y venían". Según cuentan los hermanos, su madre sufrió muchos dolores pero nadie puso en su día nombre a lo que le pasaba. A pesar de llevar una vida sana, ya que Miguel nunca fumó ni bebió y siempre fue deportista, asegura que pasó las de Caín en distintas etapas, como cuando fue a la Mili y sus superiores creían que se quejaba "para escaquearse" y lejos de ser condescendientes con él, le exigían aún más. Empleado de banca, también sufrió mucho para hacer entender lo que tenía, esos cólicos nefríticos, entre cuatro y seis cada año, que le hacían pasar las noches en vela y levantarse temprano después para irse a trabajar. "Al final, conseguí que me adaptaran el horario y finalmente, la baja absoluta", recuerda. En el 2010, su vida dio un giro gracias a un donante anónimo que le permitió cumplir el sueño de los pacientes renales, un trasplante de riñón y, en su caso, también de hígado después de un año de diálisis, que le devolvió a la vida. "Soy otra persona desde entonces, estoy mejor ahora que antes", asegura convencido.

Carmen Granados es su hermana. Auxiliar de clínica del hospital Reina Sofía, la enfermedad dio la cara en su caso por el descontrol de la tensión arterial y las subidas repentinas que sufría. Los controles revelaron el deterioro precoz de las funciones de su riñón, lo que la obligó a recurrir a la diálisis en el año 2008. "Estuve muy mal, con diálisis durante cinco años que fueron realmente duros hasta que mi hermana María Dolores se ofreció a darme uno de sus riñones", relata emocionada junto a su donante, que recalca que "desde entonces, nos queremos más que antes". Se decidió cuando se enteró de que su hermana empeoraba y no quedaban más opciones que el trasplante. Ambas aseguran que la vida les dio un giro de 180 grados cuando dieron el paso, una por la calidad de vida que la operación le proporcionó y la otra porque sin sufrir ninguna afectación, pudo ver florecer de nuevo a su hermana. "Es lo mejor que he hecho en la vida y tengo que decir que no siento dolores ni sufrimiento ni nada de nada", aclara María Dolores, que tenía 63 años cuando se sometió a la operación. "No noto que tenga un riñón menos".

La enfermedad ha dado un salto más a la tercera generación en la figura de Antonio, el hijo de Miguel Granados, que actualmente se encuentra en diálisis a domicilio que ofrece el hospital Reina Sofía, a la espera de un trasplante de riñón. "Me diagnosticaron la enfermedad siendo muy jovencito porque había precedentes en la familia", señala, "he visto el proceso de mi padre y de mi tía y hace diez meses me informaron de que mis riñones estaban muy deteriorados y no quedaba otra que empezar con el tratamiento". Desde hace un mes, el hospital se traslada a su casa para realizar la diálisis, lo que le ha permitido mejorar su calidad de vida de una forma notable. "Ojalá tenga la mitad de suerte que mi padre y mi tía y pronto pueda trasplantarme", sentencia esperanzado.

El hospital Reina Sofía inició la modalidad de donante vivo para trasplante renal en el año 1985 y desde entonces, se han realizado 51 injertos. Es un tipo de trasplante que aporta muchas ventajas al receptor, de ahí que apuesten por la concienciación de la población ante la escasez de donantes renales.