Hoy se conmemora el Día de las Personas Desaparecidas y en el Ayuntamiento de Córdoba se ha desplegado una gran pancarta para recordar para recordar a ciudadanos ausentes, en paradero desconocido o desaparecidos sin causa aparente. Con este lienzo se pretende recordar a la ciudadanía en general, la situación que actualmente viven tantas familias. En el caso concreto de la provincia de Córdoba son 247 las personas que actualmente se hayan en paradero desconocido y a las que sus seres allegados siguen buscando sin descanso.

De esta manera, el consistorio ha acogido la petición conjunta de Afadecor, asociación impulsada por los padres de Paco Molina, desaparecido en Córdoba en 2.015, y de la Fundación Europea por las personas desaparecidas, QSDglobal, para conmemorar esta fecha instituida por el Congreso de los Diputados en 2010 gracias a la iniciativa del padre de la joven Cristina Bergua, desaparecida en Cornellá en marzo de 1997. Además de la colocación de la pancarta, el Ayuntamiento aprobará en la sesión plenaria del jueves, la Declaración institucional de los gobiernos locales en solidaridad con las familias de personas desaparecidas adoptada en el seno de la Federación Española de Municipios y Provincias.

También se espera en Córdoba una amplia participación en la 1ª Carrera Ciudadana por los desaparecidos, organizada para este domingo 14 en la que participarán familiares de distintos puntos de la geografía española. Igualmente, y a pesar de las limitaciones sanitarias, la Fundación Europea por las Personas Desaparecidas ha desplegado iniciativas de visibilidad.

Isidro Molina apunta que “desgraciadamente este día para nosotros no debería de existir, pero existe y es la única forma que tenemos de hacer visible la problemática que hay en España con las personas desaparecidas”. Al año se realizan más de 30.000 denuncias por desaparición y, aunque algunas de estas personas aparecen se trata, según Molina, “de un drama social del que hay que hablar y para ello los medios de comunicación sois muy importantes”.

El caso de Paco Molina

La provincia cordobesa ha vivido la desaparición de varios de sus vecinos. En el caso de Paco Molina, con 16 años se le perdió la pista el 2 de julio del año 2015 y hasta la fecha sus padres no han dejado de impulsar iniciativas de búsqueda y recuerdo desde entonces en una lucha por conocer su paradero. “Actualmente lo siguen investigando, pensamos que había una línea que iba a dar fruto pronto pero no ha sido así”, lamenta su padre. Tal y como explica, a esa línea se le han sumado otras ramas en las que se sigue indagando y que, aunque ralentiza el principal cauce de búsqueda, para los progenitores de Paco Molina “lo importante es que siguen buscando, lo que significa que tienen esperanzas de poder encontrar a nuestro hijo”.

Y por esa pulsión de volver a ver al joven desaparecido su padre admite seguir pagando la tarifa mensual del móvil del muchacho, “precisamente porque ese teléfono es el único vínculo de unión que me queda con mi hijo donde quiera que esté. Muchas veces pienso que mi hijo no me llama porque no tiene cobertura y a eso me agarro, con la idea de que algún día se pueda encender e incluso le pueda llevar a los investigadores al paradero de Paco”. También han puesto en marcha el apartado de correos 30.011 de Córdoba, para que de manera anónima les pueda llegar cualquier tipo de información. “Hará cosa de un mes nos llegó una carta anónima aportando cierta información que la policía está analizando a día de hoy”, ha subrayado.

La desaparición de personas es, según apunta Isidro Molina, un drama social que hay que intentar mejorar porque “van a seguir desapareciendo a diario personas” pero “entre todos lo podemos conseguir”.

Rafael Muriel

Rafael Muriel Rafael Muriel desapareció el 1 de septiembre del 2016 en Adamuz y a día de hoy su familia, presente en el acto, persiste en su búsqueda. Tal y como apunta su sobrino y portavoz familiar, Juan Jesús Muriel, “hemos hecho unas cuantas de batidas tanto en el pueblo como en Córdoba capital adonde acudía al hospital de Los Morales a recibir el tratamiento psiquiátrico que tenía. Por varias declaraciones de testigos lo ubicamos como último sitio donde se vio en Adamuz”. En 2020 la investigación pasó a manos de la Guardia Civil, hecho que la familia valora positivamente porque se van a realizar nuevos dispositivos de búsqueda con perros y personal especializado por la sierra del pueblo”. El hermano de Rafael, Juan, se muestra menos optimista a la hora de pensar en el reencuentro, “las esperanzas nunca se pierden pero yo lo veo difícil porque él era una persona que no solía irse fuera y siempre que lo hacía nos decía a donde iba o con quien iba a estar. Todo sucedió a raíz del alta voluntaria que pidió de su tratamiento médico. Al sexto día de estar sin medicar, le perdimos la pista”, explica.

Otros casos

La desaparición de José Morilla de 85 años durante el pasado verano mantuvo en vilo a la ciudad durante dos meses, generando una importante movilización ciudadana en su búsqueda y un importante despliegue policial. Al final, de manera casual, el cuerpo sin vida de José fue localizado en las afueras de la ciudad.

Un año antes desaparecía en Alcolea Juan José Santos Moreno, de 76 años. Fue localizado también sin vida en el paraje de La Campiñuela al igual que Pilar Gallardo, la mujer desaparecida en el Higuerón cuyo cadáver fue hallado en las vías del tren.

De Fuensanta Roldán, que tenía 73 años cuando el 30 de enero de 2014 fue grabada por última vez por la cámara de seguridad de la calle San Fernando de madrugada en dirección al río, nunca más se supo. Las batidas y rastreos que la Policía Nacional llevó a cabo en su día fueron totalmente infructuosos.

En la provincia continúan sin resolverse las desapariciones de Ángeles Zurera en Aguilar de la Frontera, Francisco Bonilla en Cabra y el ya citado, Rafael Muriel en Adamuz.