Es difícil responder a la pregunta de cuántos profesionales que empezaron su vacunación en febrero dentro de estos colectivos han sido ya vacunados y qué cantidad de ellos queda aún por recibir esa esperada dosis de inmunidad. Al menos, en los respectivos colegios oficiales no manejan esos datos.

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Los odontólogos, higienistas y resto de personal sanitario que atiende sin mascarilla durante más de 15 minutos pertenecen al grupo 3 de vacunación, profesionales del ámbito hospitalario y de atención primaria no considerados de primera línea. La administración de dosis a este colectivo comenzó en la semana del 8 de febrero y a día de hoy continúan con el proceso. Desde el colegio oficial de odontólogos, Mª Ángeles Franco comenta que desconocen el porcentaje de colegiados que han sido ya vacunados. “En un principio todo se coordinaba desde las delegaciones provinciales pero hace unos veinte días la Consejería de Salud tomó el mando y lo cierto es que la comunicación dejó de ser tan fluida”, apunta. Así, son los propios odontólogos, una vez vacunados, los que van comunicándolo al Colegio para que lleve cierto control.

La semana pasada, el 16 de febrero fueron muchos los que recibieron su dosis, tanto colegiados como personal auxiliar de las clínicas, “pero ese fin de semana anularon todas las citas”, apunta la portavoz del órgano colegiado, quien añade que el Plan de Vacunación del Ministerio de Sanidad aconseja que para los servicios odontológicos se usen sueros con ARNm mensajero porque ofrecen mayor porcentaje de inmunización, si bien se sigue el protocolo de aplicar una u otra marca farmacéutica en función del tramo de edad.

No se puede perder de vista que aunque no considerados como personal sanitario de primera línea, estos profesionales están altamente expuestos en el desempeño de sus funciones. Esta valoración que les sitúa fuera del grupo 1 provoca cierta sensación de indefensión ante una situación de crisis sanitaria inédita hasta la fecha. La odontóloga Ana Flórez señala que desde el inicio de la pandemia “en este gremio nos hemos procurado toda la protección necesaria para no dejar nunca en situación de abandono a nuestros pacientes a pesar de que en nuestro desempeño estamos altamente expuestos a un posible contagio”. Explica que, a través del Colegio, les llegó un cuestionario, hará cuestión de mes y medio, enviado por Salud, en el que le trasladaban cuestiones como cuánto personal de la clínica se iba a vacunar y cuántos eran profesionales sanitarios directos, administrativos y de limpieza. “También nos preguntaban si estaríamos dispuestos a utilizar nuestra clínica como lugar de vacunación y si estaríamos nosotros dispuestos a vacunar” explica. A principios de febrero recibieron otro mensaje para especificar los datos del personal y ayer llegaba una llamada desde la Consejería citándolos, ahora sí, para ponerles la vacuna. “Nosotros nos vacunamos este jueves por la mañana y nos van a poner AstraZeneca” apunta, añadiendo que “es verdad que los dentistas estamos acostumbrados a tratar con pacientes con infecciones pero trabajamos dentro de su boca, usamos aerosoles, turbina con agua-aire, no sabemos si la persona viene con covid o no… claro que nos protegemos al máximo, pero hay otros profesionales que no trabajan con esa exposición tan alta y ya están vacunados”.

En el Colegio de Farmacéuticos tampoco tienen datos oficiales del porcentaje de vacunados hasta la fecha, en un proceso que en su caso se inició la pasada semana. Pero su presidente, Rafael Casaño, calcula que a día de hoy estarán ya inmunizados alrededor de la mitad de colegiados. “Hemos empezado por las oficinas de farmacia y los laboratorios de análisis clínicos. Se han volcado los datos de todo este personal en una plataforma de la Consejería y, dependiendo de la edad, se ha puesto a los menores de 55 años la de AstraZeneca y a los mayores la de Pfizer y Moderna”.

Esta labor de vacunación aún no ha terminado. “El pasado fin de semana se citó a un gran número de la franja por debajo de 55 años en el ambulatorio del Sector Sur” añade Casaño. Este colectivo se muestra contento con la llegada de la vacuna, en un orden prioritario que creen que ha sido el correcto. “Hemos estado en el grupo de sanitarios pero se ha considerado que a los de primera línea, el personal de los hospitales por ejemplo, era más urgente vacunarlos que a nosotros, lo que respetamos y aceptamos”, si bien solicitaron que se hiciera prevalecer en el orden de vacunación a aquellas farmacias de núcleo aislado (por ejemplo una farmacia de pueblo con un solo farmacéutico) pero la administración acabó por no considerar la petición. Señala el presidente de los farmacéuticos de Córdoba que “diariamente estamos informados de todo por la delegación de Salud, sobre todo, para solucionar cualquier incidencia que pudiese sobrevenir”.

Beatriz Ortega es farmacéutica en La Carlota y ya ha sido vacunada. Entra en el grupo de los que han recibido la primera dosis de AstraZeneca y confiesa que “el pinchazo produce tranquilidad”. El jueves 18 le avisaron de que dos días después tendría que acudir, junto al resto de compañeros que trabajan con ella, a recibir la vacuna. “El 1 de mayo tienen previsto ponernos la segunda dosis, ya va quedando menos para acabar con el virus”, admite.

Esta gestión directa que está realizando la Consejería de Salud en el plan de vacunaciones hace que otro colectivo, el de los psicólogos sanitarios y sociosanitarios tampoco cuente con datos objetivos del porcentaje de vacunados que llevan hasta la fecha. Así lo explican desde la delegación de Córdoba del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental, donde apuntan que el pasado 3 de febrero hicieron llegar a la Consejería un censo con datos de los colegiados para que desde la administración pudiesen contactar directamente con ellos y ampliar con ellos la información necesaria.

Rosa María Quiles, psicóloga con consulta propia, envío su información por duplicado, tanto a través del Colegio como de la propia consejería. Pero tal y como explica, “tengo dudas porque yo pasé el covid a principios de febrero, entonces no se si no me han llamado porque aún no me corresponde ir o porque he pasado la enfermedad y me dejan para el final o si no me vacunan”. Este desconocimiento, acompañado de cierta incertidumbre, es “generalizado entre otros colegas con los que he hablado”, concluye Rosa que, en estos momentos, “estoy a verlas venir”.