El subdirector general de Intarcon, Javier Cano, explica que más que adaptar la producción a la pandemia, lo que la empresa ha hecho es ver qué podían aportar para intentar paliar los efectos del virus y buscar una solución para la conservación de las vacunas. Intarcon, que no ha percibido una merma de producción en relación al año anterior, ha desarrollado dos líneas de trabajo en relación al covid, una enfocada a reducir la transmisión del virus en la refrigeración industrial y otra en el ámbito de la conservación de la vacuna.

Así han nacido Intarsanit y Cryoblock. Intarsanit está destinada a la esterilización y purificación del aire en salas de manipulación de alimentos, cocinas industriales, salas blancas y otros establecimientos y, según la empresa, «ayuda a combatir la transmisión del virus y bacterias mediante la filtración y esterilización de aire y el suministro de aire nuevo». Cryoblock es una tecnología que permite la conservación de vacunas a -80 grados con cámaras frigoríficas de nueva instalación o adecuando las existentes de -20 grados. El sistema consiste en minicámaras de ultracongelación a -80 instaladas en el interior de una cámara de -20 grados.

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Maurizio Giuliani, consultor estratégico de Intarcon, explica que la idea de Intarsanit surgió «a raíz de los contagios masivos que hubo en salas de manipulación de industrias cárnicas y frutas por las bajas temperaturas y por la densidad de ocupación en un espacio reducido». La empresa empezó a analizar lo que ocurría en la sala de trabajo de una industria cárnica y lo que decía la legislación y, una vez que se demostró la transmisión del virus por aerosoles, el proyecto cobró forma. Aparte de desarrollar Intersanit «para la aportación de aire exterior con intercambio para reducir el consumo energético, hemos desarrollado el Intersanit de filtrado, que es una estructura que contiene filtros» y que «elimina virus y bacterias», señala. Este sistema se está comercializando en industrias cárnicas y hortofrutícolas españolas y de Marruecos.

En cuanto al Cryoblock, Javier Cano explica que «es un producto que hemos desarrollado en tiempo récord, dos meses, y a raíz del anuncio de la vacuna de Pfizer y de la necesidad de conservarla a baja temperatura». «Es una adaptación de la tecnología que teníamos», adecuando «dentro de las cámaras a -20 grados que existen en los centros logísticos un pequeño espacio a 80 bajo cero», señala. La empresa está recibiendo pedidos dentro del territorio nacional y de Latinoamérica, norte de África y Portugal, entre otros.