A Antonio Gallardo (Córdoba, 1947), que desde muy joven se había dedicado al sector de la automoción, le sonó bien en 1995 la recomendación que recibieron algunos empresarios de Córdoba en una reunión en CECO. Las tendencias de envejecimiento de la población señalaban a la geriatría y los centros de mayores como una oportunidad. Gallardo abrió una residencia que ha cumplido ya 25 años ubicada en una de las construcciones más contemporáneas de la ciudad de Córdoba, a pesar de haber sido edificada en 1956. El chalet Canals fue vivienda y consulta médica y desde 1995 es la residencia de ancianos Mirasierra. Allí viven 30 mayores y trabajan 15 empleados. Para ellos, el 2020 ha sido un buen año. No han tenido ningún caso de covid y han recibido un premio de la Cámara de Comercio. Durante meses han estado atrincherados tapándole la entrada al coronavirus, que «por suerte, protocolo y consorcio» no ha entrado en este centro.

-¿En esta receta de éxito, qué significa el consorcio?

Consorcio con los trabajadores, hay que hacerse uno empresa y trabajadores. En cualquier empresa, debe haber una comunión constante. Para que un empresario se sienta satisfecho tiene que tener, lo primero, satisfechos a sus trabajadores. Si lo están, trabajarán bien. Ese consorcio es en este caso de las residencias, en la que es muy importante la relación entre las personas y con los mayores; tiene que existir. Los empleados tienen que venir a darle lo mejor de ellos a los mayores. Eso ocurre aquí, porque la empresa hace lo humanamente posible por tenerlos contentos.

Por ejemplo...

En el confinamiento, la empresa abrió su despensa para que los trabajadores no tuvieran que ir a comprar al mercado y mezclarse en aquellas colas que había por el papel higiénico y demás. Ellos cogían de aquí lo que necesitaban para sus casas. Eso no es la panacea, pero ayudó. Yo no soy un iluminado pero tengo muchos años y la experiencia es la madre de la ciencia. Con esta edad, difícil nos van a coger en una equivocación. La edad para equivocarse son los 30, los 40 y ahí es cuando uno tiene que equivocarse para poder rectificar; de los escarmentados salen los experimentados. A los políticos se les debería exigir experiencia.

Lo entiendo como una reivindicación de las personas mayores, como los residentes de aquí.

Es que el estar con mayores te hace aprender muchas cosas, te da una idea tan clara y transparente de que ha de ser así. Los políticos deberían aprender que lo importante es que haya educación para los niños y una sanidad para todo el mundo. Teniendo eso, lo demás ya vendrá lo que Dios quiera. Si lo que nos enseñan es a pelearnos entre nosotros no vamos a terminar nunca.

Usted llegó a este sector sin saber nada de él.

Yo no venía de este sector. Conocí a la que ahora es mi mujer, Vivian Mazorra, especialista en geriatría, y decidimos hacer esto. En aquel momento, vinieron a la Confederación de Empresarios del Ministerio de Trabajo y nos reunieron a los empresarios y nos dijeron que esto era nuevo, nuevos sistemas y organizaciones que iban a llegar a nuestro país y que consideraban oportuno emprender en ello. Hasta dos años antes, yo era concesionario de Alfa Romeo en Córdoba. Me fui a Madrid donde se celebró un congreso nacional sobre centros de mayores y residencias, me enteré un poco de este asunto que para mí era hasta entonces totalmente desconocido y para muchísima gente. Solo se oía hablar de aquellos asilos antiguos que regentaba que no tenía nada que ver con lo que venía de camino, o con el modelo de sector al que hemos llegado en la actualidad. Yo tuve que ser empresario con 29 años, un poco a la fuerza, con esa edad, tres hijos y dos hipotecas. Desde el 79 estaba trabajando en el sector de la automoción, luego monté varias tiendas de importación, fui concesionario de Alfa Romeo y fue bien, pero en 1993 muchas empresas cerraron por la tremenda bajada de las ventas de coches y yo, en aquella época, estaría un poco indeciso y al ver esta oportunidad tomamos la decisión de hacer esto.

Me dijo que iba a hablarme de la buena relación que tiene la residencia con el covid. ¿Así hay que plantearlo, como una relación y no como una guerra?

Claro, es que lo tenemos en nuestra sociedad, convive con nosotros y lo importante es que le demos vida o no se la demos.

Aquí no han tenido ni un solo caso de covid. ¿La llegada de la vacuna ha supuesto un alivio para el centro?

No, no ha sido un alivio total, porque muchos de los familiares han sido reacios a esta vacuna y no ha sido una totalidad los que han querido vacunarse.

Usted cómo ve esa sucesión de olas que vivimos en esta pandemia.

Es que no la tenemos dominada, es que no sabemos nada de ella todavía, es que si atendemos a la Historia... Es cierto que antes había menos elementos para combatirlas que ahora, pero antes las pandemias no se veía la manera de combatirlas hasta que no pasaban cinco, seis o siete años. ¡Cómo vamos a atacar algo que no sabemos de cuántas armas dispone!

¿Cómo han vivido los residentes las dificultades para mantener un contacto social con sus familias?

Ha habido distintas épocas, la del cierre total a las familias lo combatíamos haciendo videoconferencias, también se informaba cada varios días cómo estaban sus familiares. Después, gracias a nuestra terrazas enormes, el familiar se queda en la parte de abajo y el residente arriba y pueden verse y hablar. Falta el tacto, pero ahí no podemos llegar. El protocolo ha sido muy exigente. El papel de la doctora ha sido muy importante para adelantarse a los acontecimientos, pero también es una cuestión de suerte.

¿Usted cree que hay que medicalizar las residencias?

¿Medicalizar? Una cosa es la realidad y otra cosa lo que nos comentan en los medios de comunicación los gobernantes. Estaban dando palos de ciego, nadie sabía de qué iba esta pandemia, ellos menos que cualquier persona estudiosa. Hablan pensando en que eso va a gustar al que lo oye, no se dan cuenta de que no todo lo que gusta es bueno. Hay cosas que hay que resignarse a ellas. Aquí no se puede pretender quedar bien, las cosas hay que decirlas en base a la realidad. Yo a mis 15 trabajadores los puedo llevar medianamente de la mano si soy sensato y lógico, pero si son 200 siempre va a haber alguien que se salga de ese protocolo.

El sector de las residencias de ancianos ha respondido bien a la pandemia.

Han cubierto una labor que ni siquiera le correspondía.

Pero ha muerto mucha gente en las residencias.

Claro, tenían todos más de 75 años. Además no se sabe cuántos han muerto de covid. No se han hecho autopsias. ¿Todos los muertos de las residencias han tenido covid? No, ni muchísimo menos. Lo que sí estoy seguro que se han salvado muchísimos más mayores en las residencias que si hubiesen estado en su casa, dejados de la mano de Dios, porque a las casas sí que no ha ido nadie de la administración a resolverles el problema. Esos, si se ponían malos o tenían fiebre, quién los ayudaba?

Su residencia está en un edificio que fue construido como vivienda y que proyectó Rafael de la Hoz ¿Cómo ha respondido su arquitectura a las nuevas necesidades que ha establecido la pandemia?

El hecho de que sea una casa acristalada y tener unas terrazas preciosas y amplias ha ayudado. Esto no es una calle cerrada, incluso en invierno estás como si estuvieras en medio de la sierra. Eso requiere más consumo de electricidad, pero es que estamos dentro pero al mismo tiempo estamos fuera y los jardines lo han disfrutado mucho los residentes. Sus familiares, en horas de visitas normales y en condiciones normales, se pueden tirar aquí dos horas con ellos, porque se está muy a gusto.

Han recibido una mención especial covid en los Premios a la mejor Pyme del año que entregó la Cámara de Comercio.

El premio no solo alimenta el orgullo por sentirte feliz con lo que haces, congratulado por hacer las cosas bien. Cuando uno tiene una edad ya tiene saciado su ego, ahora lo único que te crea verdadero placer es creerte tú que la gente cree que lo estás haciendo bien por otras personas. El reconocimiento por parte de un tercero eso a mí me satisface. A la doctora también, porque está continuamente estudiando, leyendo, informándose, está haciendo día a día todo tipo de conexiones con el exterior para ver hasta dónde podemos llegar, cursos... Cuando alguien te reconoce que lo estás haciendo bien, no para ti, sino para los mayores que lo necesitan, es la mayor satisfacción que se puede tener en este tipo de empresas y quienes la gestionamos, considerar que los demás nos han reconocido el trabajo.