Rafael Echeverri reconoce que está «atrapado» en Córdoba. Hasta aquí llegó hace tres años como investigador invitado de la Universidad de Córdoba. Asegura que aquí disfruta las bondades de una ciudad pequeña, así que no quiere ni pensar en tener que volver a invertir más de una hora diaria en sus desplazamientos como le ocurría en Bogotá, donde nació, o en Ciudad de México. Gran conversador, Echeverri es experto en Desarrollo Territorial y fue viceministro de Agricultura en Colombia, en cuyos gobiernos ocupó varios cargos entre 1990 y 1992 y entre 1994 y 1998. El teletrabajo le permite asesorar a gobiernos de América desde su casa en el centro.

¿Qué hace un experto en desarrollo territorial?

Lo fundamental de lo territorial es la complejidad, el experto debe tener una visión integral de ella. El territorio requiere un modelo de gobernanza del mismo y un experto territorial es experto en esos modelos de gobernanza.

¿Uno puede llegar a entender el territorio?

Nunca. El ser humano está condenado a no entender su mundo, porque el mundo es muy complejo. Por cada cosa que entendemos se nos abren nuevas preguntas. No lo lograremos, pero la evidencia nos demuestra que la simplificación de la realidad conduce a los fanatismos, a las radicalizaciones y a los errores en la gestión. Con el covid ha pasado algo así, entregaron el mundo a los epidemiólogos y se olvidaron del resto. Por ejemplo, los simplismos políticos son catastróficos: reducen la realidad a cuatro cosas y el mundo es más complejo de eso. El mundo es ciencia, caos, espiritualidad, arte, resulta estúpido llegar a un Trump, que simplifica el mundo de una forma salvaje. A la gente le encanta que le simplifiquen el mundo. Antes, lo mágico o lo religioso explicaba el mundo, pero ahora la ciencia está revolucionando la forma en que podemos gestionar el territorio.

Usted aplica Big Data a la gestión del territorio.

Por ejemplo, si puedes ver simultáneamente cómo es la condición del suelo, la humedad, la demanda y la capacidad de transporte ganas la posibilidad de tomar decisiones más soportadas.

¿Los datos son manipulables?

En este momento esa es una duda menor. Tenemos informaciones oficiales en los países y ahora hay imágenes satelitales que permiten trabajar con datos en tiempo real, y eso es muy difícil de manipular.

¿Cómo describe el territorio de Córdoba?

Hay una Córdoba agrícola, espectacular, con un valle de producción muy fuerte y otra que me impacta: hay productores que tienen un tipo de economía que les vale madre la globalización. Me refiero al fino: digo con certeza que tendría un gran mercado en el mundo. Es cierto que es una economía muy particular, pero ¡ha reducido el espacio de siembra! Córdoba es además una ciudad que es una reliquia del mundo, poco valorada a pesar de que fue la ciudad del primer milenio. Siento que Córdoba no destaca eso porque tal vez el público al que le podría interesar no es masivo.

¿El latifundio estanca la economía y el minifundio la activa?

Volvemos a la complejidad de los temas. En Colombia, en el fondo, el problema es que es un país feudal y los feudales han patrocinado el narcotráfico porque les es funcional. El valor de la tierra no es el valor de producción sino el poder que otorga su gestión sobre las vida de la gente. Hay señores de la tierra que no cultivan, especulan y mantienen el poder como señores feudales.

¿Y aquí?

Por la vía impositiva haces que eso aquí no sea rentable, la tierra no puede estar ociosa, pero también veo que no está en el espíritu el superagronegocio. En Economía está el concepto de ganancia y el de utilidad. La ganancia está soportada en el modelo más neoliberal: si tengo, gano e invierto más, gano más. La utilidad es la frase famosa de los campesinos: «Yo lo que quiero es vivir tranquilo». Es una cuestión de valoración de la vida. En el afán de acumular uno nunca está tranquilo. Yo estoy más por la utilidad que por la ganancia. Aquí, aunque es una economía moderna, creo que está en ese punto. En otros sitios, como el País Vasco o Cataluña, parece que hubiera un espíritu más protestante, más de los gringos. Para mí, Andalucía ha sido la más golpeada.

¿Qué cambiará la gestión del territorio en los próximos años?

El factor determinante del territorio se llama democracia. El modelo de gobernanza permite la convivencia civilizada y eso se logra cuando se logra equilibrar los intereses legítimos de todos. Si hay un mundo futuro que logre solucionar el cambio climático, la guerra, será a través de un modelo de equilibrio de los intereses. Veo el futuro con optimismo, el ser humano va evolucionando, y el mundo es hoy mejor que antes. Sí lo creo, pero evoluciona así (dibuja en el aire un pico de sierra).

¿Y ahora estamos abajo?

No lo sé, es que hemos comido mucha mierda. Hace 75 años se mataron 50 millones. Hace 100 años vivíamos la mitad. El analfabetismo en España en los 60 era como el 20%. ¿Podríamos estar mejor? Claro, eso sí. Si hago una secuencia lógica, vamos a ir hacia arriba. La tecnología se puede usar bien o mal, pero el sustento es la convivencia. Es cierto que hay síntomas espantosos. En Colombia las disputas políticas están llenas de sangre, en España es más light, pero aquí la profesión de político se convirtió en el gran saboteador del otro político. Todos inteligentísimos, pero no hablan otra cosa que no sea joder al otro. Miro a los alemanes, ellos ven al otro y a partir de lo común construyen. Aquí no. Y las instituciones terminan diseñadas para defender a la sociedad de los políticos.

Aquí nos preocupa la despoblación. En Colombia achacan a la violencia y al narcotráfico el abandono de las zonas rurales.

Hay una estimación de seis millones de desplazados de las zonas rurales por la violencia en Colombia, pero no hay consistencia en esa cifra. La población rural tiene una tasa de crecimiento ligeramente positiva. Allí hemos tenido una guerra, con ejércitos de izquierda y de derecha y con un estado del cual se ha beneficiado el narcotráfico y el narcotráfico lo ha patrocinado. Nos habituamos a eso. Pero las guerras, que en Colombia es un tema histórico desde la independencia siempre han provocado desplazamientos y retorno. Habiendo 10 millones de habitantes en las zonas rurales, si 6 millones se hubieran desplazado, nos habríamos quedado sin alimentos. Todo el mundo intenta validar ese dato, a través de los censos de población, pero los modelos de datos no dicen eso. En España veo que sí es un tema de oportunidades. Pero el tema no se explica solo desde una perspectiva económica. La complejidad es lo que define lo territorial. Si uno hace un análisis parcial, ese análisis no explica lo que pasa en la realidad.