Cuando el enemigo a batir es un virus invisible, la zona de conflicto de un periodista no siempre está en la calle. A veces, toca combatirlo de puertas adentro. En casa de Gerardo Ortiz, periodista de Canal Sur, la primera en caer fue su mujer, Inma, cuyos primeros síntomas fueron febrícula y tos seca, acompañados después por pérdida del gusto y el olfato y fuertes taquicardias. Ni ella ni él se han sometido al test del covid-19 pero han seguido el protocolo oficial con seguimiento a distancia del médico de cabecera.

Una semana después de Inma y pese a mantener las distancias de seguridad, las medidas de desinfección y dormir en camas separadas, Gerardo caía enfermo con síntomas parecidos. Un mes después, Inma, maestra de profesión que ha estado teletrabajando pese al coronavirus, ha recibido el alta, aunque a ambos les preocupa lo que viene después.

"Nos surgen muchas dudas", explica Gerardo, "la primera si lo que hemos pasado es realmente coronavirus, porque no nos han hecho las pruebas, si una vez recibamos el alta deberíamos poder salir sin riesgo de contagio para nosotros y para el resto, si es que esto era covid-19 y por cuánto tiempo". Hace una semana, Gerardo iba a ser dado de alta, pero sufrió una recaída que le obligó a alargar su encierro, pero ya está próximo a reincorporarse a su puesto. "Apenas he salido a la calle en este tiempo y la verdad es que le coges miedo", explica, "lo que sí tengo que destacar y subrayar es que es en estas circunstancias difíciles es cuando comprendes lo que significa la solidaridad y la gratitud".

La situación de ambos ha sido especialmente dura porque Inma acababa de perder un mes antes a su madre con neumonía y aún estaba en proceso de duelo. "Vivir esto sin poder contar con la cercanía de toda mi familia ha sido muy doloroso, no quiero imaginar por lo que están pasando quienes ni siquiera pueden hacer un funeral o recibir un abrazo en esos momentos".

Giulia Re, periodista de TVE, se contagió por su marido, que es médico. "Primero cayó él y luego mi hija y yo", explica, "acababa de salir de una baja por una caída y ha sido una cosa tras otra".

Una vez contagiados los tres, decidieron no seguir el protocolo de la distancia y aprovecharon "para compartir magníficas conversaciones", confiesa sincera. Tampoco en su caso tiene certeza de que lo que ha pasado sea coronavirus. "Mientras no nos hagan las pruebas a los sospechosos no lo sabremos", señala, "los síntomas coinciden: el cansancio, la fiebre, la tos seca, el dolor de garganta... pero me gustaría que me hicieran el test para saberlo con seguridad". Cuando creía estar recuperada, Giulia sufrió también una recaída por un proceso de faringitis y ahora espera ansiosa reincorporarse al trabajo. "Ya me siento mejor y estoy probando cosas para prepararme para el teletrabajo", explica, "aunque lo que más echo de menos es poder pasear por el río".