Las obras que empiezan y no acaban o que se alargan indefinidamente no son el único problema de la ciudad, que acumula una larga lista de proyectos soñados que no se han hecho realidad. El más llamativo es el Palacio de Sur del arquitecto holandés Rem Koolhaas, cuyos trámites previos se alargaron tantos años que, a pesar de estar adjudicada la obra, nunca se inició, ni siquiera cuando el Ayuntamiento encargó la remodelación del proyecto para abaratarlo. Al final, después de tanto soñar en un edificio de precio astronómico que iba a ser único y de gastar más de 11 millones, el proyecto se quedó en un solar baldío en Miraflores.

Muy cerca iba a estar el Museo de Bellas Artes, que el Gobierno nunca llegó a ejecutar a pesar de haber contemplado partidas en distintos presupuestos estatales. El tiempo transcurrido ha hecho que incluso haya cambios de planes en su ubicación en los últimos mandatos. El solar destinado junto a La Calahorra sigue vacío.

Nunca prosperaron iniciativas privadas como las de los centros comerciales de Chinales y Duprocom, ni la de centros deportivos como el previsto en el solar de Renfe que se usa como aparcamiento, ni tampoco la del campo de golf de Casilla del Aire, que sigue tramitándose. Tampoco cuajaron los distintos proyectos que se han barajado para dar vida al antiguo cine Almirante o para levantar un equipamiento deportivo en el solar del canal, en la calle Teruel. En lista de espera sigue el soñado Pabellón de la Juventud, ya demolido, y el proyecto deportivo de San Eulogio.

EDIFICIOS VACÍOS / Edificios con proyectos que no han salido adelante son el antiguo mercado del Alcázar, que iba a ser sede del IESA y que va a remodelar el Ayuntamiento para centro de mayores; el Pósito de La Corredera, que iba a ser mercado gourmet, o la antigua Audiencia, que espera de su puesta en uso por la Junta.

Faltan carreteras largamente reclamadas como las autovías Badajoz-Granada, El Carpio-Torredonjimeno y de Palma; la segunda fase de la variante Oeste; y el segundo tramo de la ronda Norte. Todo sin olvidar que el aeropuerto iba a contar con una nueva terminal que no se construyó; que en Noreña la Junta iba a levantar la torre más alta de Córdoba; y que la ciudad iba a tener una singular playa. I.L.