«Llevamos todo el día esperando el momento de montarnos en el taxi para ver las luces», confesó Carmen Arroyo, usuaria de la residencia de mayores del barrio del Guadalquivir justo antes de subirse al coche. A sus 92 años, sin rastro aún de arrugas y alumbrada con su mejor sonrisa, ha vuelto a cumplir con la tradición del Paseo de la Ilusión junto a sus compañeras del hogar. «Me gusta este día porque vamos todos juntos a ver el Centro y este año aún más porque ni siquiera lo he visto en la televisión, así que es más sorpresa». Dentro de unos días, su hijo pequeño irá a por ella para pasar juntos la Nochebuena, así que Carmen lucía pletórica, encantada. Junto a ella, en silla de ruedas, esperaba turno Antonia, de 102 años, que lleva cinco años en la residencia y no ha faltado ninguna a la cita con el taxi de la Navidad.

«Este día es muy bonito, la pena es que mi Antonio (su marido, más joven que ella) haya sufrido un ictus y no esté bien para venir a acompañarnos», lamentó Antonia, mientras una trabajadora de la residencia la colmaba de besos. «Aquí se está muy bien, son muy cariñosos con nosotros», dijo, agradecida por los abrazos. Este año, los dos pasarán la Navidad en la residencia "porque la casa de mi hija tiene escaleras y no se puede". A cambio, disfrutará de los coros que irán a cantar villancicos a la residencia.

Impaciente, a su lado, su amiga Encarnación, de 87 años, esperaba ansiosa al taxista de ambas, nada menos que Miguel Ruano, el presidente de Pidetaxi, que antes de salir les hizo una fotografía con las dos cestas de Navidad cortesía de los supermercados Deza que entregaron al centro. Vecina de la Judería de toda la vida, según relató, Encarnación tenía ayer presente el recuerdo del hijo pequeño que perdió a los 51 años, aunque no se dejó llevar por la tristeza. "Yo no soy demasiado alegre, soy normal", comentó simpática justo antes de partir al viaje urbano, "pero a pesar de todo, me gusta mucho la Navidad porque es un tiempo de alegría y se intenta siempre pasar lo mejor que se puede, cantando villancicos y aprovechando las visitas que tengamos de la familia".

De los 28 pasajeros de la ilusión de esta residencia, 22 eran mujeres y 6 hombres, entre ellos, José Muñoz, que lleva en el centro desde marzo de este año y ayer se estrenaba. «Esto está muy bonito, a mí me gusta mucho la Navidad», explicó, «mi mujer lleva aquí tres años y yo venía todos los días a verla hasta que me he quedado aquí con ella». Una vez en el taxi, los mayores acudieron al punto de encuentro en la Diputación, desde donde recorrieron las principales calles iluminadas. Según Paco, taxista que ayer participó en el paseo, por cuarto año consecutivo, «la mayoría de los mayores hablan poco en el trayecto, se concentran en mirar las luces, aunque alguna hay que te cuenta su vida», bromeó.

Las trabajadoras sociales, que las acompañan a bordo, se encargaron de amenizar el trayecto. «Me ha encantado, hay unas luces preciosas y dicen que Cruz Conde está este año precioso, con música y todo, lo hemos visto de refilón al pasar y tenía muy buena pinta», aseguró Manoli al terminar el paseo, antes de volver a la residencia. Un año más, una legión de taxistas de Córdoba desfilaron en cabalgata para los mayores de la ciudad. No había más que ver las caras de los mayores al paso de la multitud de cordobeses congregados en distintos puntos de forma espontánea para saludarlos y verlos pasar. "Me siento como una reina", aseguró una de las ancianas al ver la respuesta de los cordobeses, emocionada y con la alegría contagiosa transmitida por los coros, que salieron en varias ocasiones al paso de los taxistas. Un año más, el Paseo de la Ilusión iluminó las caras de los ancianos de Córdoba, 400 nada menos este año, cifra récord. Quizás les cueste el dinero, pero todos coinciden en que "la experiencia merece la pena".

Según una encuesta de la compañía de salvaescaleras Thyssenkrupp, en España uno de cada cinco mayores pasará las navidades solo, siendo el motivo principal que no tienen relación con los familiares, que su familia se va de viaje en estas fechas o viven lejos de ellos. La soledad, que a veces es sobrevenida y otras veces elegida, se hace más patente en estas fechas, cuando no todo el mundo tiene la oportunidad de compartir mesa con sus seres queridos.

MERIENDA EN EL MERCADO VICTORIA / La cita con los taxis no fue la única sorpresa navideña que han tenido hoy los mayores de Córdoba. Un grupo de cincuenta usuarios del programa de atención domiciliaria del Ayuntamiento con problemas de movilidad procedentes de distintos barrios de Córdoba han tenido la oportunidad de disfrutar de una merienda ofrecida por Panea cafetería y pastelerías Ángel Salazar en el Mercado Victoria, tras la cual han recorrido la calle Foro Romano para disfrutar del espectáculo de luz y sonido.