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el reto de la movilidad en córdoba

El lío normativo del patinete eléctrico confunde a usuarios y ayuntamientos

La ciudad tiene un borrador de ordenanza que el Ayuntamiento revisará a la luz de la nueva norma. La falta de Gobierno impide a la DGT aprobar la regulación, que prevé prohibir circular por la acera

El lío normativo del patinete eléctrico confunde a usuarios y ayuntamientos

La falta de una regulación para toda España y las numerosas trabas que han impuesto los municipios a los patinetes eléctricos han sumido en la confusión a muchos de los usuarios de un medio de transporte limpio pero cuya expansión se ha frenado en los últimos meses en la mayoría de las ciudades, incluida Córdoba. El real decreto que debe establecer por dónde y en qué condiciones pueden circular sigue congelado en un cajón de la Dirección General de Tráfico (DGT) hasta que se constituya el nuevo Ejecutivo central, algo que puede ocurrir en septiembre o demorarse unos meses más si se convocan nuevas elecciones. Mientras, algunos ayuntamientos han aprobado sus propias legislaciones con normas a veces muy restrictivas e incluso contradictorias que pocos respetan, y otros, como el Ayuntamiento de Córdoba, esperan a que la DGT dé instrucciones.

Ayer, el concejal de Movilidad y Seguridad, Miguel Ángel Torrico (PP), explicó que el Consistorio cordobés tiene un borrador de la nueva ordenanza de Movilidad, que dejó el anterior equipo de gobierno, pero «que hay que mejorarlo». Además, la intención del gobierno local es esperar a que la DGT modifique el reglamento de circulación, para adaptar la ordenanza municipal a las nuevas directrices de tráfico.

Precisamente, hace unos días, el Defensor del pueblo andaluz, Jesús Maeztu, recomendó a los ayuntamientos de ciudades de más de 50.000 habitantes, como la capital cordobesa, que establezcan una normativa en esta materia. El defensor daba de este modo respuesta a las numerosas quejas, dudas y reclamaciones sobre el uso de los transportes eléctricos registradas en toda Andalucía.

LÍNEAS BÁSICAS / La DGT ya anunció hace varios meses cuáles serían las líneas básicas de su regulación. España iba a ser un país pionero en Europa a la hora de establecer límites a un nuevo ingenio que parecía destinado a invadir las ciudades, con los consiguientes problemas de seguridad, sobre todo para los peatones. El primer pilar es que iba a quedar terminante prohibida la circulación de patinetes por las aceras y las vías interurbanas. También se iban a limitar los aparatos para que no sobrepasaran los 25 kilómetros por hora, a hacer controles de alcohol y drogas y a prohibir el uso de auriculares y de móviles. Tampoco se permitiría transportar a más de una persona.

Los propios municipios solicitaron a la DGT que aprobara una normativa nacional que ofreciera cobertura jurídica y uniformizara en cierta medida las regulaciones locales, pero la farragosa tramitación a que está sometido un real decreto impidió que estuviera listo antes de las anteriores elecciones y, al fracasar la primera investidura, la aprobación se ha retrasado todavía más.

Muchas ciudades han aprobado sus normas, pero en otras, como Córdoba, los patinetes pueden circular libremente y a la velocidad que quieran entre los transeúntes. Donde se ha prohibido en las aceras, muchas veces también se ha vetado en la calzada, con lo que al patinete solo le queda avanzar por el carril bici y, cuando este apenas existe, no queda espacio para el nuevo método de transporte. Algunos han vetado su uso incluso a los menores de edad, otros no. En otras países de la UE como Francia se vetará en septiembre la circulación por la aceras e ir a más de 25 kilómetros por hora, mientras que en Alemania está prohibido que circulen a más de 20 kilómetros y se impide que lo conduzcan los menores de 14 años.

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