Abril, mayo y junio son los meses más complicados para los pacientes alérgicos a pólenes y para los asmáticos con componente alérgico. Es el caso de Pablo Ortiz Tejero, un niño cordobés de 8 años, que tiene diagnosticado asma alérgico y presenta alergia al polen del olivo, gramíneas y alternaria. También tiene antecedentes de dermatitis atópica y rinitis alérgica. Es el único de tres hermanos que por ahora tiene asma y su padre, que es a su vez alérgico al polen de olivo, mejoró mucho cuando empezó a recibir una vacuna ya de adulto.

Este año Pablo ha comenzado a vacunarse, teniendo en cuenta que cada vez presenta más síntomas. Cada mes recibe la inmunización en el hospital Reina Sofía y antes de vacunarse le exploran y le realizan una prueba para comprobar su flujo respiratorio. La madre de este paciente, María Ángeles Tejero, señala el «agobio que se pasa cuando a tu hijo le da una crisis asmática, sobre todo cuando son muy pequeños». Al ser médica de profesión, sabe manejar estas situaciones y, por eso, su hijo no ha tenido que acudir a urgencias con tanta frecuencia como otros niños con asma, pues con su tratamiento diario y aerosoles ha logrado controlarlo. Los síntomas característicos del asma (la patología crónica más frecuente en niños) son tos, dificultad para respirar, opresión torácica y pitidos con la respiración. Javier Torres explica que el tratamiento más efectivo contra el asma siguen siendo los corticoides inhalados, la vacuna (cuando existe causa alérgica) y la última novedad, para casos más graves, son fármacos biológicos que se dirigen a puntos claves del sistema inmunológico para evitar el desarrollo de inflamación. Torres resalta que las crisis de asma que requieren ingreso han bajado, debido a que los pacientes realizan con mayor precisión su tratamiento diario, con el objetivo de encontrarse mejor y prevenir las complicaciones, y además los que también son alérgicos adoptan estos días medidas para prevenir los síntomas, como no salir al campo cuando hay tanto polen.