La alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, afirmó ayer que el impacto generado por la Mezquita-Córdoba no se deriva de forma exclusiva de la gestión que el Cabildo Catedral hace del monumento, ya que considera que si la gestión se hiciera de manera compartida con la Administración pública el impacto sería el mismo o incluso mayor, «sumando recursos para multiplicar». «La clave no es que sea de gestión exclusiva del Cablildo», dijo Ambrosio, que puso de ejemplo la gestión de la Alhambra a través de un patronato. La regidora cordobesa hizo esta reflexión tras conocerse el martes el estudio realizado por la Universidad Loyola sobre la riqueza generada en la ciudad por su principal monumento, con unos datos que hablan de un impacto económico que rondará los 406 millones de euros en 2017.

Sobre lo que no quiso pronunciarse, al considerar que no es función de la alcaldesa hacerlo, fue sobre la visita realizada a la Santa Sede por el obispo, Demetrio Fernández, para llevar los títulos que acreditan la titularidad del monumento, días después de la visita de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, al Vaticano. «No es mi función como alcaldesa valorar las relaciones de una confesión religiosa con su propia casa. Forma parte de su agenda y de esa reunión contarán lo que quieran», añadió.

En cuanto al informe, la regidora socialista dijo que a nadie le sorprende que el monumento por el que es conocida la ciudad mundialmente tenga un impacto económico tan importante, al tiempo que defendió la gestión compartida que se realiza en otras ciudades, como Granada con la Alhambra, y que el equipo de gobierno pretende lograr en la Mezquita-Catedral.

La gestión de la Alhambra, subrayó Ambrosio, genera 500 millones de euros de beneficio en la ciudad granadina y creó más de 7.000 empleos en 2017. El de Granada es, según la alcaldesa, «un modelo de gestión compartida importante para defender nuestra propuesta» y sería extrapolable a Córdoba.