Cerca de diez mil personas aceptaron ayer la invitación de jugar y divertirse con la ciencia en la ciudad de Córdoba. La Universidad de Córdoba, el Jardín Botánico y el IESA-CSIC invitaron a todos los cordobeses a conocer y a preguntar a 349 científicos, de los cuales 191 mujeres y 158 hombres, en qué están trabajando, para qué sirve e incluso si les apetecía el cuándo, el dónde y el porqué del origen del Universo. Cualquier pregunta, curiosidad o inquietud pudo ser anoche planteada por un ciudadano normal a estos expertos en astrofísica, metabolismo, inteligencia artificial o química analítica durante la Noche europea de los Investigadores.

Esta invitación a conocer no solo la utilidad de la ciencia para la vida diaria, sino también lo divertida y excitante que puede llegar a ser no solo se celebró anoche en Córdoba, sino que de manera simultánea 300 ciudades europeas sacaron sus probetas de los laboratorios a la calle para promover un contacto más cercano entre investigadores y ciudadanos. En Córdoba, los científicos no ocuparon las calles, ya que se resguardaron en el Botánico, en los jardines del Rectorado, en los patios, en el molino de Martos y de San Antonio, en la República de las Letras e incluso en bares. Todo un alarde de abrir las puertas de la ciudad a la ciencia.

Para el rector de la Universidad de Córdoba, José Carlos Gómez Villamandos, que inauguró la Noche de los Investigadores en los jardines del Rectorado, todas estas actividades lúdicas y científicas deben de servir «de altavoz de todo lo que se hace en investigación». En su opinión, «nuestra actual sociedad de bienestar se debe a los avances de la ciencia».

Gómez Villamandos se mostró ayer bastante optimista en relación a que poco a poco va calando en la sociedad la importancia de la ciencia, puesto que cada año aumenta claramente la cifra de interesados en participar y acercarse a las propuestas de la Noche de los Investigadores. El año pasado fueron más de nueve mil las personas que visitaron las actividades y este año la organización de la Universidad de Córdoba calcula que se superarán las diez mil.

La Noche de los Investigadores comenzó bien temprano ayer, a eso de las diez de la mañana en el Jardín Botánico con estudiantes desde los cinco hasta los 18 años. Era la Feria de los pequeños grandes investigadores, en la que participaron más de 300 escolares de once centros educativos. Para la delegada de Medio Ambiente e Infraestructuras del Ayuntamiento de Córdoba, Amparo Pernichi, los alumnos que realizaron esta actividad realmente sí estaban interesados en la investigación y expusieron quince trabajos científicos.

Para Fernando Garrido, del IESA-CSIC, realizar la Noche de los Investigadores supone «mostrar a la sociedad lo que hacemos y estrechar lazos con los ciudadanos».

A la misma vez que hacían estas declaraciones, una multitud de chicos y mayores se agolpaban curiosos en los puestos de la Feria de los Ingenios, que en esta séptima edición se realizó en los jardines del Rectorado desde las siete de la tarde hasta la medianoche.

Un total de 25 equipos científicos explicaron, especialmente a los más pequeños, de manera práctica en qué consiste su trabajo diario a través de conversaciones, juegos y experimentos.

Microscopios, maquetas del cuerpo humano y utensilios de vidrio de laboratorios llamaron la atención del público, que se sorprendió todavía más con las explicaciones que daban los científicos. Como la de la investigadora del metabolismo, Laura Castillo, que ofrecía juegos metabolómicos para descubrir la huella que pueden dejar determinados alimentos como, por ejemplo, el chocolate en los procesos celulares que determinan buena parte de las funcionas vitales.

Los tópicos también estuvieron presentes en el Rectorado con las bromas de dos científicos típicamente chiflados con sus batas blancas, sus peluchas y montado uno de ellos en monociclo.

Una actividad más seria fue Bocados de ciencia, que convirtió varios establecimientos cordobeses en espacios de tertulia y divulgación para cinco equipos de investigación como el que se desarrolló en el restaurante El Astronauta sobre La física de lo grande y lo pequeño o las microcharlas en el Café Málaga.

También en el Rectorado, pero en el salón de actos tuvo lugar la gala Capacitados, en la que los youtubers Enrique y Lumi, del programa PDI Ciencia, dos personas con discapacidad intelectual, supieron unir risas y ciencia en un cóctel perfecto.

Por último, 17 patios acogieron a científicos y ciudadanos en microencuentros de una hora de duración, en la que hablar de biomedicina, genética, química, biología o filología. La charla, entre flores y paredes blancas. Anoche, la ciencia fue un juego divertido o una charla amena para Córdoba.