La tercera y última jornada del cuarto Congreso de la Sabiduría y el Conocimiento, siguiendo la tónica de las dos anteriores, fue un absoluto éxito de público con un Teatro Góngora abarrotado de personas que querían escuchar lo que los expertos en la distintas materias propuestas exponían sobre el tema central del encuentro organizado por la Cadena SER: El desorden del mundo. Ayer, además, la expectación era aún mayor por la terna que integraba la última mesa de debate, concretamente los televisivos Ana Rosa Quintana, Jordi Évole y Montserrat Domínguez. Ellos hablaron del modelo de la televisión actual, de la importancia de que el papel de los medios escritos no se pierda como «fuente de un conocimiento más profundo» o la necesidad de contrastar las informaciones que se transmiten.

Uno de los puntos en los que se centraron fue en la veracidad que debe primar las noticias. A este respecto, Montserrat Domínguez, actual subdirectora de El País, indicó que «la verdad es un concepto filosófico», por lo que ella, como periodista, no piensa en buscar esa verdad. «Nosotros tenemos que buscar los hechos, que son lo verdaderamente objetivo. Luego se los ofreceremos al lector o al espectador y serán ellos los que saquen su propia conclusión». «Mi compromiso», añadió Domínguez, «es llevar información contrastada y de calidad». En esta línea, Ana Rosa Quintana, que cada día presenta el programa de las mañanas de Telecinco, aseguró que «la gente no es tonta; a los ciudadanos no se les engaña, porque tienen criterio y saben diferenciar». Ambas, así como Jordi Évole, responsable del programa Salvados, coincidieron en que la objetividad es algo muy complicado porque cada uno lleva «su mochila» de vivencias y creencias. «Yo sí creo, al menos, en la honestidad», apuntó Évole, que ejercía de moderador del debate. Domínguez insistió en la rigurosidad al ofrecer los datos, «porque eso es lo que diferencia a un buen periodista de un periodista basura».

Quintana reconoció que los profesionales que hacen televisión «han sido mirados durante mucho tiempo por encima del hombro». A ella misma, aseguró, le ha ocurrido. «Hago un programa diario de cuatro horas y media y nos catalogan como programa del corazón, cuyo contenido es de treinta minutos».

Los tres hablaron del conflicto catalán aunque Évole fue el que más se extendió. «He echado de menos mayor pluralidad en los medios al hablar del tema en toda su extensión», indicó, y comentó que le gustaría oír por parte del Gobierno que igual estaría bien que los presos por el proceso salieran a la calle hasta que se celebre el juicio.

Por otro lado, la socióloga Marina Subirats y la consejera de Conocimiento de la Junta, Lina Gálvez, hablaron del instrumento «de prestigio» que debe ser la Universidad como «ascensor social» para formar a una ciudadanía «corresponsable y participativa».