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Los barrios de Córdoba / Capítulo 11 / HUERTA DE LA REINA

La caída del viaducto o el renacer de una zona

El Plan Renfe puso fin a la barrera que tantos años separó a la barriada del resto de Córdoba

La caída del viaducto o el renacer de una zona

La llegada del AVE a Córdoba logró que la ciudad redujera su distancia con capitales como Madrid o Sevilla, pero también supuso el acercamiento de los vecinos de los barrios del otro lado de la vía con el resto de la urbe. Huerta de la Reina, junto con Margaritas, Santa Rosa o Valdeolleros, es uno de los ejemplos de cómo un barrio que se situaba en el extrarradio pasó, tras el soterramiento de las vías del tren, a formar parte del centro neurálgico de Córdoba.

La llegada del ferrocarril en la segunda mitad del siglo XIX dividió en dos, sin querer, a la futura ciudad. Por aquel entonces se tomó la decisión de ubicar la vía férrea en un espacio que estaba fuera del núcleo urbano, pero con el tiempo se convirtió en una incómoda barrera arquitectónica. El ferrocarril le vino bien a las empresas que se ubicaron en Huerta de la Reina, como el complejo agroindustrial de Rodríguez Hermanos, fundado en 1843 y que contaba con unos «grandes almacenes, destinados al aceite de oliva, cereales y garbanzos, y una fábrica de harinas y sémolas denominada Santa Victoria», según el artículo Las chimeneas industriales en la ciudad de Córdoba, realizado en 2013 por Yolanda López Gálvez y Alberto Moreno Vega. Precisamente de ese complejo industrial, que estuvo en activo hasta la década de 1980, data la chimenea que hoy se mantiene en pie en los jardines Virgen de la Estrella. Más tarde se instalarían en este barrio otras empresas, como las bodegas Cruz Conde -cuyas oficinas de Córdoba estaban en un edificio que hoy es un local de ocio- o los chocolates Capuchinos.

Para salvar la barrera del tren se levantó un viaducto, el del Pretorio. En septiembre de 1920 el Diario de Córdoba recogía en sus páginas la convocatoria de un concurso para la construcción de esta infraestructura, una obra que, «de una parte, resolvería totalmente el problema de circulación ferroviaria evitando las molestias y peligros del actual paso a nivel y, de otra, abriría la comunicación entre la ciudad y la Sierra». El vial permitió conectar Huerta de la Reina, pero no fue capaz de solucionar los problemas de circulación y de comunicación entre uno y otro lado de la ciudad. Por eso en la década de los 50 se construyó una nueva plataforma, paralela a la vieja pasarela, capaz de soportar el volumen del tráfico rodado, que cada día iba en aumento.

Poco a poco el barrio se fue poblando, principalmente con familias de ferroviarios, por la cercanía a su lugar de trabajo, muchos de los cuales vivían en las casitas bajas que aún permanecen en Huerta de la Reina.

Con los años 70 comenzó la construcción de los bloques de viviendas más antiguos del barrio y con la llegada de la democracia y la organización vecinal comenzaron las reivindicaciones para el soterramiento de las vías y la eliminación de un viaducto que a principios de la década de los 90 se encontraba en muy mal estado.

La solución llegó con el Plan Renfe y el 21 de abril de 1995 comenzaban las obras de demolición de esta infraestructura por la que, a diario, pasaban 4.000 vehículos.

Con el derribo del viaducto y la nueva reordenación urbanística caía también un dique histórico y Huerta de la Reina pasaba, sin darse cuenta, a asentarse en el centro de la ciudad. Hoy en este barrio es fácilmente apreciable la huella de su pasado más cercano, de aquellas antiguas viviendas que aún se distribuyen entre sus calles. Pero también es visible la nueva Córdoba, la ciudad reestrenada del siglo XXI. Ambas se dan la mano en Huerta de la Reina.

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