Después del gran otoño de lluvias, que permitió que el olivar se recuperase vegetativamente, el invierno ha estado por la falta de agua, que dejó el olivar con grandes necesidades hídricas. Si la cosecha se pudo recoger rápidamente, coincidiendo con su baja producción, el árbol ha llegado a marzo con carencias de agua, por lo que marzo y abril serán fundamentales para la recuperación del olivo y las expectativas de gran cosecha que comienzan a hacerse se puedan confirmar. Entre los productores existe un mayor optimismo con la recuperación del árbol, por lo que confían en una mejora de la cosecha de aceituna en la campaña 2015/2016. No obstante, como indican desde las cooperativas, es muy pronto aún para hacer una estimación, el olivo se tiene que ver afectado a condiciones extremas y dependerá también de que llueve en los momentos más adecuados. No olvidan las altas temperaturas de mayo pasado que dañaron la floración.