El estudio, valorado en 17.430 euros, al que se va a someter el Templo Romano para poder desarrollar después el ambicioso proyecto contemplado en el Plan Turístico de Grandes Ciudades, logró autorización de la Comisión de Patrimonio, al no afectar "a partes o elementos originales" ni "a su entorno de protección". No obstante, la comisión pide a Urbanismo que comunique el inicio y el fin de la actuación para realizar las inspecciones necesarias. Además, cuando acabe, debe aportar un informe con los resultados. El objetivo del estudio es conocer los condicionantes que el estado de las columnas y pilastras pueden tener de cara a la colocación sobre ellas de los restos arqueológicos con los que se recuperará el friso original. Se comprobará la resistencia, las características del hormigón y se harán pruebas de seguridad.