Aunque la celebración empezó la noche del viernes al conocerse el resultado del sorteo de la ONCE, ayer por la mañana se vivía una especial alegría en el Sector Sur y en el Campo de la Verdad. Uno de los lugares donde la fiesta continuaba era el bar El Capricho, en la calle Obispo Cubero, porque muchos de los boletos premiados se vendieron allí ya que Rafaela Castro, la repartidora de la suerte, suele dejar en este establecimiento algunos cupones para que se vendan entre la clientela habitual, igual que sucede con el supermercado Maypa, de la calle Acera del Río, 37, donde la ganadora de los nueve millones de euros, una mujer soltera de alrededor de setenta años, compró el boleto de la suerte.

"La conocemos, pero ella quiere mantenerse en el anonimato", dicen Manoli Romero y su marido, dueños del supermercado Maypa, que compartían ayer su alegría --ellos adquirieron un boleto-- con otros afortunados y algunos vecinos. "Fue la madre de Rafi la que trajo los cupones, de los que devolví tres", recuerda Manoli, que asegura que este premio servirá a su familia, entre otras cosas, para colaborar con el centro social Rey Heredia. "Están haciendo una labor muy importante y necesaria en el barrio así que, al menos, vamos a ofrecer nuestra ayuda con una buena carga de alimentos", recalcando que "no es cierto que ese lugar esté lleno de hippies y de perros flautas , como dicen algunos, sino de personas que quieren ayudar a la gente del barrio".

Junto a ellos, Juan Gómez, agraciado con 60.000 euros, confirma las palabras de Manoli, mostrándose también muy feliz por poder "acabar de pagar la hipoteca". Fue él el que comunicó la noticia a la desconocida agraciada con el Cuponazo. "Primero le dije que le habían tocado 30.000 euros, para después contarle la verdad, ante la que se quedó de piedra", recuerda Gómez, que cree que aún "no ha asimilado la noticia".

Mientras tanto, en el bar El Capricho, que regenta el también afortunado Francisco Berlanga, se brindaba por la suerte. Allí, las amigas Ana Jiménez y Maria Nájar no acababan de creerse que tenían 30.000 euros más en el bolsillo, que ambas repartirán con sus hijas, aunque no descartan "ir al Caribe". Como suele pasar en estos casos, la diosa fortuna hace de las suyas, como en el caso del matrimonio formado por Rafael Ordóñez y Fernanda Luque, que normalmente compran otro número. "El viernes pasado se le olvidó traermelo y hasta le regañé. Al final compré este y fíjate", decía Rafael, que piensa "tapar agujeros" con sus 30.000 euros. Tampoco Arturo Fernández, otro habitual de El Capricho, suele jugar, pero el viernes tuvo "un impulso" y ahora podrá ir a ver a su hija a Londres. Tras el brindis por la buena suerte, todos coincidieron en que el Cuponazo "ha caído donde más se necesita".