Cuando alguien pregunta a un niño aquello de qué quieres ser de mayor, todo el mundo tiene en mente la edad adulta, la puramente laboral, pero nadie imagina lo que hará después, de mayor mayor, tras la jubilación. De hecho, muy pocos de los alumnos que hoy acuden como estudiantes a la Cátedra Intergeneracional Francisco Santisteban podían imaginar de niños que la vida les daría la oportunidad de convertirse en universitarios después de cumplir los 55. Y sin embargo, ahí están, acudiendo a clase para impregnarse de todo tipo de conocimientos relacionados con la biología, las nuevas tecnologías, la historia, la arqueología, los idiomas o el arte.

La inauguración del curso 2012--13 tuvo lugar ayer en la facultad de Medicina, el centro donde se imparten la mayor parte de las asignaturas que ofrece esta cátedra, nacida hace 15 años, que este año prevé acoger a unos 1.500 mayores, unos 300 en las sedes provinciales (Cabra, Lucena, Peñarroya-Pueblonuevo, Pozoblanco, Priego de Córdoba y Puente Genil). A pesar de los recortes, el objetivo de la cátedra para este año, según su directora, María José Porro, es mantener el listón de calidad y el número de proyectos impulsados hasta ahora, apostando por una formación dinámica que incluye investigación en archivos de distintas entidades o los ya tradicionales viajes, que en el último curso han permitido a los matriculados conocer lugares como Escocia, Filadelfia, Israel o Nueva York.

Con una aplastante presencia femenina en las aulas (el 71%), en las aulas de mayores hay perfiles profesionales de todo tipo, desde maestras a enfermeras y amas de casa que, después de años dedicadas al cuidado familiar han optado por recuperar el tiempo perdido y estudiar. "A esta edad, se estudia de otra manera, eres más consciente de lo que estás haciendo y lo disfrutas mucho más que en la juventud, cuando la presión por acabar y por encontrar trabajo pesa más que el hecho mismo de aprender", explicaba ayer una de las alumnas, que hasta hace poco ejerció como profesora. A su lado, su amiga y compañera asiente con la cabeza. Tres filas más atrás, otra señora, subraya la oportunidad que supone para mujeres como ellas asistir a estas clases. "En nuestra época, solo estudiaban los ricos y, sobre todo los hombres, así que para nosotras esto es como volver a nacer".

La delegada de Salud y Bienestar Social, María Isabel Baena, presente en el acto de ayer, destacó el importante papel de esta cátedra "como promotora de una vida activa a través del aprendizaje y la formación continua entre las personas mayores". Se trata, según la delegada, de que "estas personas mantengan un papel importante en nuestra sociedad, participando de la vida social y cultural de la universidad". La oferta formativa es muy varida, ya que cuenta con un total de 50 asignaturas y talleres. El precio, 90 euros.