¿Quién dijo que la edad sosiega el ánimo? El de Liébana es tan romántico y apasionado que, traspasado el umbral de los 90 años, sigue tan hiperactivo como siempre. Desde el alba está rellenando a mano Ginés cuartillas con los pensamientos y ocurrencias más dispares, siempre con un humor amargo de fondo. Y cuando se cansa, cambia el papel por el lienzo y se pone a pintar, en un juego de sustituciones que repite mil veces a lo largo del día, allá en su magnífico piso-estudio madrileño. En esa casa, barroca y sorprendente como su dueño, suele recibir de noche a los amigos. Y si son los de toda la vida --desde actores famosos a marquesas-- acaban de tertulia en la cocina mientras él aliña unas patatas cocidas al ritmo de Cole Porter.