La gala de entrega de los premios de Andalucía arrancó ayer con energía. El patio de butacas del salón de actos del Palacio de Congresos estaba a rebosar de autoridades, familiares y amigos de los galardonados que asistieron a un acto en el que además de flotar en el ambiente la cosa política , por aquello de que pronto hay elecciones en la comunidad autónoma festejante , se respiraba orgullo y emoción.

El vello de los presentes se puso de punta nada más empezar la entrega con el discurso de Curro Carrasco, hijo del presidente de la Asociación de Padres y Amigos de los Sordos (Aspas), premiada por su dilatada labor, quien de viva voz, alto y claro, demostró los resultados del esfuerzo y el tesón de los que trabajan en esta entidad. Discreto y sencillo se mostró Tete Alvarez, premiado en la categoría de Cultura, que además de compartir el premio con la comunidad creativa, reivindicó el valor del arte como necesidad social al hablar del fruto de la creacion como "esa aportación tan aparentemente inútil". Conciso y sincero fue el cocinero Kisco García, que dio las gracias en su año de mayores logros, reafirmándose en la defensa de las raíces, del valor del barrio frente al glamour y del trabajo continuado como secreto del éxito.

Más extensos en sus discursos, pero igualmente agradecidos fueron la directora del IES Gón- gora, que no se resistió a compartir con los presentes todos los logros educativos del centro que dirige, o Antonio Sánchez, presidente del Consorcio de la Feria del Olivo de Montoro, que además de lanzar un órdago a Kisco García para que use y promocione sus aceites, no dudó en definir a los suyos como "los mejores" en un arrebato de espontaneidad. En el ámbito de lo social, el presidente de Cruz Roja en Córdoba, Antonio Rivera, agradeció el reconocimiento a la iniciativa de Voluntariado Digital, que desde que echó a andar, ha trabajado por eliminar la brecha digital acercando las nuevas tecnologías a más de 14.000 personas de la provincia.

También agradecido por el galardón, el presidente de la cooperativa Almocafre, Miguel Navazo, recogió el premio en la categoría de Medio Ambiente, explicando la labor que la empresa realiza en la promoción de productos ecológicos. La gran ausente fue Fátima Gálvez, campeona de tiro al plato, a la que el acto coincidió con un torneo, y que agradeció el galardón en un vídeo.

Dos mujeres más, en representación de equipos brillantes, completaron el elenco. Por un lado, María José Porro, directora de la Cátedra Intergeneracional de la UCO, que en pocos años ha pasado de tener 70 alumnos a más de 1.400 y, por otro, Concepción Herrera, en nombre de la Unidad de Terapia Celular del Reina Sofía, que confesó que el premio la hace sentir en deuda y reafirmar su compromiso con la investigación.