Cuando yo era pequeña, la obsesión de las madres era tener niños rollizos de mofletes gorditos y presumir de ellos con las amigas. España venía de época de hambruna y la moda era tener grasa y quemarla saltando en la calle. Lo de antes era fácil. Ahora se impone lo contrario, desenganchar a los peques de las pantallas y engancharlos a la comida sana. Solo cabe reeducar a los padres para que también ellos apaguen la tele y se olviden de comer pizza.