En medio de una crisis, a punto de volver a caer en el alcohol, Mar se metió sola una noche en una función de ´Vino y rosas´. "Fue en el Gran Teatro, Carmelo Gómez era el protagonista", recuerda. Ver su historia reflejada en una especie de espejo, encarnada por otros personajes que sufrían lo mismo que ella había sufrido, le llegó dentro y decidió esperar a los actores para darles la enhorabuena. "Acabé cenando con ellos y contándoles mi dolorosa experiencia con el alcohol", afirma, "desde entonces, mantenemos el contacto por mail, se portaron muy bien y lo pasamos genial. Para mí aquella obra fue una auténtica revelación, una luz en la oscuridad, una inspiración para no volver a caer". Luchadora y fuerte, repite a todo el que la quiera oír que "la vida merece la pena ser vivida". Como buena funambulista, avanza con pasos cortos y firmes por el cordel de su destino.