La conferencia no ofreció novedades. Cinta Castillo, consejera de Medio Ambiente, desgranó las competencias y objetivos de su consejería, las inversiones previstas y, casi de puntillas, repasó el tema principal que nos reunía, las políticas de agua, que, quizá por ser tan sensibles y complejas, no quiso presentar de manera agresiva o contundente en una ponencia. Fue clara y sensata, pero quizá ese público cualificado que reunió el Foro Economía y Sociedad hubiera necesitado que entrara más en faena.

Sin embargo, llegadas las preguntas, que se acumulaban y debían responderse con rapidez, la consejera se mostró segura, práctica e inteligente. Desde luego, mucho más amena. Y, ante un auditorio mayoritariamente masculino --aunque había mujeres en el público, seamos justos, y el foro se esfuerza por invitar a ponentes femeninas-- conmovió con la mejor de las respuestas a una pregunta fuera de guión que le lanzó el moderador y director de la SER, Javier Hernando, y que, desde luego, no formaba parte del tema de la reunión.

¿Cuándo habrá una mujer en la Presidencia de la Junta de Andalucía? Vaya, y esa preguntita precisamente ahora, cuando el PSOE nos convence de que José Antonio Griñán será de nuevo candidato a las autonómicas del 2012. Pues la señora Castillo contestó con elegancia. Cuándo no importa, dijo, lo que importa es que, hoy en día, cualquier cargo público, cualquier responsabilidad, cualquier tarea de importancia en Andalucía puede ser desempeñada por una mujer. Y recordó a su abuela y a su madre, que pudo votar por primera vez con 50 años y no tuvo las oportunidades de formarse y estudiar como las ha tenido ella misma --abogada experta en informática-- o las tendrá su hija.

No llevaba razón del todo. Sí importa que las mujeres accedan a altos cargos, no es suficiente con que puedan acceder, y ella lo sabe (hasta lo habrá estudiado, pues ha ocupado puestos políticos precisamente en temas de mujer). Pero nos hizo meditar sobre esas madres y abuelas que han sustentado nuestras casas, nuestras vidas, sin que apenas se calibrara su grandeza. E introdujo, fuera de guión, una reflexión sobre los grandes cambios que se han producido, y los que quedan por venir.