El Ayuntamiento ha decidido intervenir de nuevo en el puente de Miraflores. Según ha podido saber este periódico, los ingenieros que participaron en la construcción de esta infraestructura vendrán a Córdoba a final de mes para analizar la grieta que ha reaparecido en el paso elevado que une la Ribera con Miraflores. Su intención es evitar que la separación entre las losas de la acera y el pretil se produzca periódicamente, como ya ha ocurrido. No obstante, fuentes municipales insisten en que no hay peligro ni para los viandantes ni para los conductores.

Como ya adelantó ayer este periódico, en la acera más próxima al Molino de Martos, y en el extremo que está junto a Miraflores, ha aparecido una grieta similar a la detectada en el verano del 2006, que obligó a la Gerencia de Urbanismo a encargar a la empresa constructura que la revisara. En un principio se pensó que todo se debía a la junta de dilatación y a las altas temperaturas del verano. Después, los técnicos dictaminaron que el origen del problema estaba en las vibraciones que producía el tráfico. Además, las losas no estaban ancladas para evitar que se rompieran por los movimientos de la junta de dilatación. El problema se arregló, pero la grieta vuelve a estar en el mismo sitio.

El presidente de la Gerencia de Urbanismo, Andrés Ocaña, dijo el miércoles que el puente es seguro y que no hay ningún problema, insistiendo en que lo que ocurrió en el 2006 se solucionó entonces. Incluso señaló que la reaparición de la grieta es normal y va a ocurrir siempre al estar las losas sueltas. Por su parte, la asociación de vecinos Puente Romano se reunirá la semana que viene para abordar este tema, que les preocupa.