Cuando hay poco para repartir, es más difícil llegar a acuerdos, y más si las negociaciones se refieren a nombramientos de cargos públicos y se desarrollan en un escenario de división como es el del Partido Andalucista. El consejero de Turismo y secretario general del PA, Antonio Ortega, ha optado, después de tres meses de dudas, por nombrar delegado de Turismo a Antonio Jurado, pese a que éste, secretario del Comité Andalucista de Córdoba, mantiene una posición política más afín a la del presidente del PA, Alejandro Rojas Marcos, oponente de Ortega. Quizá haya pesado, como apunta Jurado, la relación personal, o el deseo de dejar al margen de la consejería los problemas internos del partido.

Pero cabe suponer que el nombramiento lleve aparejado algún compromiso de futuro respecto a los hombres de Ortega en Córdoba, entre los que figuran el portavoz del PA en el Parlamento andaluz, José Calvo Poyato; el alcalde de Cabra y anterior delegado de Turismo, Ramón Narváez, o dirigentes de Monturque, Moriles, Bujalance y Encinarejo. Del lado de Rojas Marcos parecen inclinarse la actual dirección del PA cordobés y los andalucistas de Priego (con su alcalde, Juan Carlos López) y de Lucena.