Los motivos de cada uno para adentrase en el Camino de Santiago son muy diferentes. Los hay que lo hacen por causas religiosas, por hacer un sacrificio para pedir por algo a la desesperada, por un reto físico, por ponerse a prueba, por conocer paisajes increíbles, por buscar el contacto con lo rural, por descubrir sus pueblos y su gastronomía... Y en realidad, el motivo da igual, porque todo aquel que inicia esta aventura asegura que es algo que te hace sentir increíblemente bien y hasta te cambia la vida.

Y así se siente actualmente el cantante y compositor cordobés Manuel Ruiz Queco, que ha iniciado en soledad y a lomos de su bicicleta la travesía a Santiago Compostela para «encontrarme a mí mismo y conocerme un poco más». Desde Don Benito, lugar de partida de la jornada de ayer y de su cuarta etapa, de 85 kilómetros, el músico cuenta la experiencia que está viviendo por la ruta mozárabe de este camino, un recorrido que ha elegido por «amor patrio». «Es mi primer camino y quería empezar por este porque he querido buscar la historia de este recorrido mozárabe por el cual caminaban desde Córdoba hasta Santiago», dice.

«A mis casi 57 años, me he dado cuenta de que me apetecía hacer otras cosas en la vida», señala el músico

Hace apenas unos días que comenzó este reto para el músico, que señala que realmente el camino se inicia «muchos meses antes con todos los preparativos, lo que también incluye entrenar la mente y el cuerpo, porque es muy duro». El confinamiento y la pandemia han sido claves para que Queco tomara esta decisión: «Yo estaba metido en mil proyectos, la cabeza no paraba de darme vueltas, y aquellos meses de encierro me hicieron pensar en cosas que no había hecho nunca. De repente, me di cuenta de que mi tiempo debía dedicarlo a algo más que el trabajo», señala el músico cordobés.

El músico está disfrutando de todo aquello con lo que se cruza. CÓRDOBA

«He pasado mucho tiempo metido en un estudio de grabación y a mis casi 57 años me he dado cuenta de que me apetecía hacer otras cosas en la vida», continúa el compositor del Aserejé, que explica que necesitaba «encontrarme a mí mismo ante ciertas dudas que voy a encarar en esta nueva etapa de mi vida», asegurando que esta experiencia cambiará su vida. «Yo soy demasiado religioso, pero este camino es espiritualidad, la que llevas y la que buscas, y te invita a reflexionar a lo largo de los casi 65 kilómetros diarios de media que hago, además de disfrutar del paisaje y los lugares maravillosos que te vas encontrando», explica el músico, que subraya que «no hay camino feo» en todo el recorrido porque quizá los momentos más áridos sean «los más inspiradores». Despertar con el alba y ver amanecer entre dehesas son sensaciones hasta ahora desconocidas para Queco, al que el camino está sirviendo para «reflexionar sobre las cosas buenas que he hecho, sobre lo que no ha estado tan bien y sobre lo que quiero hacer ante el acomodamiento que a veces hay en mi vida».

«He querido buscar la historia de este recorrido por el que caminaban desde Córdoba hasta Santiago»

La soledad acompaña al músico en esta experiencia, «ya que apenas estoy encontrando peregrinos», dice, pero eso es algo que no supone un problema para él porque un compositor suele pasar mucho tiempo sin nadie a su alrededor cuando busca la inspiración. «Hace poco estuve dos semanas solo en una casa perdida en Torrecampo, sin ver a nadie, pero a mí me gusta ese tipo de soledad», continúa el músico, que espera alcanzar su meta en unos 10 o 12 días.