Polifacético, talentoso y trabajador a partes iguales, Pablo Puyol Ledesma (Málaga, 1975) se mete en la piel de un exigente coreógrafo y director teatral en A Chorus Line, el musical que estrena este viernes en el teatro Tívoli de Barcelona. Lo hace en sustitución de Antonio Banderas, quien a su vez es productor y codirector de esta brillante pieza musical que se estrenó por primera vez en Broadway en 1975 y que podría volver allí este mismo año, cantada en español, lo que sería todo un acontecimiento.

-Broadway está cada vez más cerca.

-Eso parece, aunque todavía no está confirmado. Todo el equipo lo estamos deseando, porque sería un sueño, así que estamos esperando que se confirme. Si fuéramos a Broadway, sería este verano, en agosto.

-’A Chorus Line’ habla de sacrificio, esfuerzo y trabajo, valores que posee. ¿Qué ha sido lo más duro de su carrera?

-Dejar a mi familia y amigos de Málaga. Cuando sales de casa no eres consciente, te das cuenta con el tiempo de que los echas de menos y que necesitas esa ancla que te une a la tierra. Has estado persiguiendo tu sueño, pero también te pierdes muchas cosas de ellos.

-¿Se arrepiente de algo?

-No. Como nadie nace sabiendo, uno aprende de lo que vive. Yo no me habría dado cuenta de lo importante que son mi familia y mis amigos si no los hubiera dejado. Esta profesión también me ha enseñado a saber vivir en soledad, encontrarme conmigo mismo y conocer mis virtudes y defectos. Hay gente que no sale de su área de confort y no se conoce realmente.

-En este musical sustituye a Antonio Banderas. ¿Es un estímulo o una presión añadida?

-Ambas cosas. Por una parte, es un estímulo brutal, porque no todos los días puedes ser el sustituto de un candidato al Oscar, un ganador de varios Goya y una superestrella mundial, y al mismo tiempo, una presión por estar a la altura. También he de decir que Antonio me dejó muy claro que este personaje no es suyo ni mío, sino de quien lo interpreta en ese momento.

-¿Intenta imitarle sobre el escenario?

-Antonio me dijo que interpretara el personaje como me saliera, y eso he hecho. Me he fijado mucho en su forma de hacer, pero al final somos muy distintos y eso hace que el personaje también lo sea. Estoy muy contento de haber trabajado con Banderas.

-¿Qué es lo que más le ha sorprendido de él?

-Lo trabajador que es y la energía que tiene. Era el primero que llegaba a los ensayos y el último en irse. Y todo esto lo compaginaba con muchas otras cosas: preparaba una película, promocionaba otra… Antonio es una persona incansable, muy vital.

-En este musical da vida a Zach, un coreógrafo volcado en su trabajo y sin tiempo para otras cosas, como el amor. ¿En qué se parece a él?

-Creo que en muy poco, ja, ja, ja. De hecho, de un tiempo a esta parte, aunque dedico muchas horas al trabajo, siempre intento buscar tiempo para mí y disfrutarlo con mi gente, ya sea familia, amigos o pareja.

-En sus más de 20 años de carrera también se ha atrevido con las imitaciones en ‘Tu cara me suena’.

-Sí. Seguiría trabajando eternamente en ese programa, un año tras otro. Iría a todas las ediciones y sería feliz. Para mí, es el mejor espacio de la televisión. Es un programa blanco en el que los concursantes han de trabajar, hacen algo artístico, aprender mucho. Además divierte y entretiene a todo el mundo.

-He leído que empezó a estudiar Biología.

-Sí, ja, ja, ja. Hice el primer año en la universidad, pero, por suerte para la Biología y para mí, descubrí el mundo de la interpretación.