La Navidad es la época que aprovechan muchas asociaciones y colectivos para recaudar fondos; unas lo hacen a través de la lotería o sorteos, y otras buscan fórmulas más originales para conseguir este objetivo.

En este último grupo se encuentra la Asociación Cordobesa de Amigos de los Niños Saharauis (Acansa), que por segundo año consecutivo ha puesto en marcha un trueque para conseguir alimentos con destino a los campamentos de refugiados de Tinduf, en suelo argelino.

La cosa es sencilla: si llevas dos kilos de alimentos a la pista de patinaje instalada en el bulevar del Gran Capitán, la entrada te sale gratis. Gracias a este fórmula se consiguieron el año pasado 1.500 kilos de alimentos. "Esperamos poder recoger el mismo volumen", señalaba Arturo Falcón, presidente de Acansa, quien confía en "la solidaridad de los cordobeses".

Esta asociación, junto a otras similares de toda Andalucía, tiene prevista la salida de una caravana de alimentos en febrero. El año pasado partieron 100.000 kilos en siete camiones y un todoterreno que se quedaron en el desierto.

El propietario de la pista de patinaje, Manuel Cañadillas, animó a "ser más generosos" y recordó que "ofrecemos a cambio una buena instalación y una causa solidaria". Este empresario lamentó que "el tiempo no está acompañando porque la lluvia hace que la gente se quede en su casa". Para los que se sumaron a la iniciativa, Acansa tenía una furgoneta con las puertas abiertas para recibir azúcar, legumbres y cualquier tipo de alimento no perecedero.

Y con una asociación prosaharaui de por medio, no podía faltar una referencia a la activista Aminetu Haidar y su huelga de hambre. "Se ha movido en 32 días más que en 33 años la causa saharaui", decía Falcón en referencia al tiempo que ha pasado desde que España abandonó la que fuera provincia en manos de Marruecos y Mauritania tras la marcha verde de 1975.

"Esta situación tiene que terminar ya con un referéndum de autodeterminación", concluía el presidente de esta ONG que entre sus programas incluye Vacaciones en paz . Desde hace años, cientos de niños de los campamentos pasan el verano integrados en familias cordobesas. "El año pasado fueron 142 niños de entre 7 y 11 años a los que sacamos y que en dos meses se recuperan de salud, aunque el factor más importante es que convivan con otros niños".

También esos pequeños reciben cuidados sanitarios gracias a varios convenios, como el de la clínica de oftalmología de La Arruzafa.

La campaña sirve para suplir en buena parte las carencias en nutrición de una población que vive desde hace más de tres décadas en una situación de precariedad y que subsiste gracias a la ayuda humanitaria, como la que se puede prestar acudiendo a la pista de patinaje con dos kilos de alimentos.