Diario Córdoba

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CORONACIÓN CANÓNICA

La Paz, en su casa y coronada

La imagen estuvo en la calle durante más de nueve horas, protagonizando una brillante procesión de regreso a la plaza de Capuchinos seguida por miles de personas de Córdoba y de fuera

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Triunfal regreso de la Paz y Esperanza a Capuchinos A.J. González/Óscar Barrionuevo

La Virgen de la Paz y Esperanza coronada estuvo caminando entre un mar de gente por las calles céntricas de la ciudad durante más de nueve horas, protagonizando una brillante procesión de regreso a la plaza de Capuchinos que fue seguida por miles de personas tanto de Córdoba y de su provincia como de fuera. A muchos seguramente les supo a poco. La emoción desbordada, los detalles muy cuidados, todo fue poco para agasajar a la Reina de la Paz en su procesión triunfal de regreso a Capuchinos, un regreso que no sucedió hasta las seis y diez de la mañana. Fue entonces cuando el palio de la Virgen cruzaba el dintel del local anexo al convento de Capuchinos, la Marcha Real interpretada por la banda de música de Arahal certificaba que de alguna manera el sueño había concluido, la Virgen de la Paz estaba ya en el interior de su convento, pero antes de este momento la dolorosa de Martínez Cerrillo dejó bellísimos instantes por las calles de la ciudad.

Fue intenso su paso por el entorno de la iglesia de Santa Victoria, los cohetes, los cantos del coro Paz y Esperanza en las puertas del colegio, la petalada de flores y hasta el Ave María de Caccini tocado a violín desde un balcón.

Con este júbilo llegó la Virgen a la puerta de la Compañía desde donde caminó hacia una abarrotada plaza de Las Tendillas. Tras bajar por Claudio Marcelo, llegó al Ayuntamiento. Sonaba entonces el himno del centenario de la coronación de la Virgen del Rocío. Después llegó la marcha Rocío, de nuevo, los vivas a la Virgen de la Paz, los cantes y la emoción, todo como preámbulo a lo que llegaría después cuando la Virgen atravesó la calle de San Pablo, totalmente engalanada, para llegar a la plaza de San Andrés. Lentamente la Virgen giró hacia la puerta del templo donde la esperaba la hermandad de la Esperanza y el Buen Suceso. Tras una breve parada el paso se puso en pie a los sones de la marcha Tras tu verde manto. Así fue girando sutilmente para encarar la calle Hermanos López Diéguez, desde donde llegaría a otro punto álgido de la procesión, la casa del imaginero Juan Martínez Cerrillo. En un balcón, muy emocionados, los hijos del artista, Maribel y Manolo Martínez-Cerrillo. La Paz volvía a recordar así al imaginero que creó a la Virgen hace ochenta y tres años. Con esta emoción para el recuerdo del desaparecido imaginero continuaba el caminar de la Paloma de Capuchinos hacia la plaza de Santa Marina y Calleja del Conde de Priego buscando los jardines de la Merced.

Eran ya cerca de las cinco de la madrugada y la Virgen seguía acompañada de una ingente muchedumbre. Tras el paso por los jardines, encaminó la recta final de esta gloriosa procesión. Dejando atrás Torres Cabrera, la Virgen giraba hacia la plaza de Capuchinos, donde el apoteosis llegó a su culmen. De nuevo los pétalos, los vivas a la Virgen de la Paz, la música y los cohetes, que en la plaza anunciaban con estruendo y color que la Virgen de la Paz estaba ya en su casa coronada. 

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