El Cajasur Córdoba de Balonmano comienza este sábado ante el Acanor Novás Valinox su aventura en la fase de ascenso a la Liga Asobal. Los granates jugarán su primer envite en el Pabellón gallego de O Rosal, un día que rememorará la hazaña de los 90 donde el club se quedó a las puertas de la élite. El entrenador, Jesús Escribano, lo tiene muy claro. "Este grupo puede ganar a cualquiera y perder con cualquiera porque hay mucho nivel". En esa igualdad espera moverse una escuadra cordobesa que cumplió, y con creces, el objetivo de la permanencia. El míster, cuya vida ha estado ligada a la entidad desde niño, espera y desea el apoyo de la ciudad y de sus instituciones para llevar en volandas al plantel.

-Menudo paso adelante han logrado para reivindicar el balonmano cordobés.

-Sí, es un paso adelante pero no como el de la luna. Llevamos dando muchos chiquitos y este es el más llamativo por así decirlo. No obstante, los ha habido más importantes y que eran necesarios para que se produjera el actual. A nivel mediático e institucional, el hecho de que juguemos la fase de ascenso a Asobal es muy importante, pero el ascenso de Segunda a Primera y de Primera a Plata son incluso más importantes que disputar este nuevo tramo competitivo.

-¿Cómo catalogaría el desarrollo de la temporada?

-Pues una temporada donde te marcas el objetivo de no descender y cuando quedan 10 partidos y dos meses y medio de competición ya lo has cumplido, debe señalarse como exitosa. Ahora es verdad que tenemos problemas de lesiones, todas ellas por el esfuerzo de la plantilla en pos de meterse en la fase de ascenso para sellar, como mínimo, la permanencia. Hemos tenido la de Nano, Jota se encuentra bastante tocado y se operará al final de la temporada, Pablo también está lesionado y Aitor con problemas. Por un lado ves que el equipo pierde gente importante, pero te da satisfacción porque nadie les ha pedido que hicieran ese esfuerzo. Ellos decidieron aguantarse el dolor para que contara con ellos. Es un grupo muy cohesionado con un ambiente excelente. Amén de los temas deportivos, te das cuenta de su compromiso y en un club de base como es este, son un ejemplo para los niños y las niñas que viene por detrás y por ello estamos muy contentos.

-Hablábamos al principio de curso sobre la viabilidad del proyecto y la apuesta por gente de la casa y ha dado sus frutos.

-La realidad es que tenemos el presupuesto más pequeño de los 10 equipos que disputaremos la fase de ascenso y con mucha diferencia. He dedicado la mañana junto al presidente, Miguel Pardo, para organizar los partidos que tenemos, cortar vídeos y diseñar sesiones de entrenamiento. A la par, cómo hacer los desplazamientos de la forma más barata posible porque con el covid-19 hay menos vuelos y opciones de hoteles. Es un esfuerzo ímprobo, sobre todo cuando lo más sencillo sería no ir ahorrando cada céntimo, pero es que el proyecto necesita que el presupuesto no se vaya con el equipo sénior, ya que afectaría a la cantera. Muchas de las cosas insignificantes a nivel de resultados, para el club o los que estamos dentro, son satisfactorias al máximo. Y todo con un presupuesto extremadamente reducido.

-También se acertó con las incorporaciones foráneas de Sean Corning, Vicente González, Ayala o Jeremy Figueredo.

-Intentamos buscar fuera solo lo que no tenemos en casa. Es verdad que, si te das cuenta, es un perfil de jugador que está dispuesto a venir a España o jugar en División de Honor Plata para dar el salto de calidad. Los chilenos, Vicente González y Daniel Ayala, vienen aquí porque quieren llegar a Europa. Ese profesional, que tiene mucho que demostrar pese a ser internacional, se ajusta a nuestra capacidad económica, siendo conscientes de que se marcharán en el momento en que destaquen. Lo saben ellos y lo sabemos nosotros porque no podemos optar a quedárnoslos. Vicente me parece un portero que tendrá un recorrido extraordinario a nivel internacional. Estará en cotas más altas y siempre lo hablo con Miguel o Alberto Ruiz. Dentro de dos o tres años, nosotros no podríamos ficharlo. La única opción es cuando no se le conoce, después es inabarcable para nsootros. Ese es el tipo de apuestas que hace el club, lo que se necesita y a la aventura. Corning quiere triunfar en el balonmano y ser internacional absoluto con su selección como Jeremy.

Supone poco coste para nosotros y tapan lo que nuestra cantera no puede cubrir. No es que no tengamos jugadores, solo que hay gente que está un poco verde. Cuanto más crecemos, el salto desde juveniles es más grande. Así que, al final se trata de tirar de mucha imaginación con recursos limitados.

-¿Dónde considera que ha estado la clave del éxito cajista?

-Primero, sin lugar a dudas, en el vestuario tan unido que tenemos. Llevo 6 temporadas como entrenador, hemos tenido vestuarios muy buenos, pero año tras año se superan. También es cierto que buscamos gente con un perfil que encaje en el grupo. Tenemos muchos viajes largos y horas de entrenamiento por lo que, si no es una familia, cuando aparezcan los problemas se notará.

Y segundo, la experiencia del año pasado. La base es muy similar, pero como equipo, no tanto a nivel individual al contar con jugadores que son expertos en la categoría, hemos conseguido una madurez que no teníamos. Como bloque, muchas cosas se han adaptado a la categoría. El año pasado, siempre que había un partido igualado, se perdía. Esta vez se gana. No sé cuántas veces lo hemos hecho y es muy positivo. En el pasado ganábamos de dos faltando minutos y perdíamos. En una categoría tan igualada es crítico, se trata de la diferencia entre jugar el descenso y el ascenso. Esos tres o cuatro puntos que te dan los momentos decisivos los estamos resolviendo a favor.

Jesús Escribano, entrenador del Cajasur Córdoba BM, posa en el pabellón de Fátima. Manuel Murillo

-¿Esperaba un escenario similar al que se ha dado?

-Sin ser pretencioso, cuando empezamos a entrenar en los primeros cinco días, pensé que teníamos un equipo competitivo. Hay cosas que percibes como entrenador, compruebas desde el inicio que gozas de muchas opciones diferentes. No lo hubiera dicho nunca, pero en mi interior pensaba que si nos salían bien las cosas, por qué no competir frente a Alcobendas o Ciudad Real, estar entre el quinto o el tercero. Algo se veía y me daba esa sensación para estar donde estamos.

-Desde luego, el arranque fue espectacular con tres victorias y una igualada en Torrelavega. Una carta de presentación a tener muy en cuenta.

-Del principio, el desastre de la temporada fue el partido de Alcobendas. No me explico que, después de rendir como rendíamos, el equipo lo afrontara así. Por más vueltas que le doy, la transformación de ese día nos lastró mucho. Empezamos con Málaga, un rival al que conocíamos mucho. En Ciudad Real comenzamos mal el partido, cuatro abajo, pero poco a poco, merced a la experiencia y la tranquilidad, nos fuimos acercando. En la segunda parte los superamos aunque ganáramos con un siete metros ya con el crono parado. Esa victoria nos dio confianza y en Torrelavega nos salió un partido muy bueno. El lunar, el de mis pesadillas, fue el de Alcobendas. Nos superaron ampliamente en casa donde teníamos una trayectoria muy buena. Ya pasó, y sí, el arranque fue muy bueno. Hemos tenido rachas de juego y resultados positivos y ojalá los mantengamos.

-Y todo ello con múltiples contratiempos como los surgidos para poder entrenar aquí en Fátima. ¿Están satisfechos con el apoyo ofrecido desde las instituciones municipales o no han respaldado lo suficiente al plantel?

-Todos somos conscientes de la falta de apoyo. Le leí a García Román, el presidente del Córdoba Patrimonio de la Humanidad, unas declaraciones donde comentaba que en Córdoba no hay cultura de Primera División. Le diría a esa persona, a la cual admiro como dirigente deportivo, que no hay cultura de Primera y eso que llevan dos años, pero ¿y de Segunda? Los proyectos que llegan a la élite antes estuvieron en Segunda. Tiene el Ayuntamiento, Imdeco, los patrocinadores, en general tiene Córdoba que echar una mano a esos proyectos que podrían estar en lo más alto. Haces mención a los problemas aquí en Fátima con las goteras. Los partidos más importantes de la segunda vuelta nos llegaron encaminados. Recibíamos a Torrelavega y Antequera e íbamos a Alcobendas. No sé cuántos entrenamientos suspendimos. Nos jugábamos muchos puntos para acceder a la fase de ascenso en una situación mejor, aunque mi única preocupación era que los jugadores no se lesionaran en la pista.

Sinceramente, no quería que me dieran vía libre para escoger un pabellón de Córdoba, solo que me solucionaran este problema. Nos estábamos jugando el hecho de pasar a esa fase con un club cordobés formado de jugadores de la cantera de la ciudad en su mayoría, qué mínimo que facilitar la labor, darnos horas para entrenar. García Román tiene razón en lo que dijo, pero además, no hay cultura en apoyar a esos proyectos solventes, que no se tarde cuatro meses en darles una solución. Que arreglen la cubierta de Fátima me parece excelente. Hay muchas actividades durante todos el día, pero hay que tener cintura para rapidamente solventarlo. Después de un par de semanas o tres sí fuimos a La Fuensanta. Esa cultura en Córdoba no existe a ningún nivel. Quien tiene que liderar ese proyecto, porque lo rentabilizarán, son las instituciones y patrocinadores, Córdoba en general.

"Los jugadores se han portado y se ha creado un grupo dentro del equipo"

-Tampoco quedó en el olvido, por desgracia, el coronavirus. ¿Cómo ha sido finalmente batallar frente al virus para poder entrenar, viajar y jugar partidos?

-Al principio era muy complicado porque todo era nuevo. Tenemos la suerte de contar con Paco Gallego, nuestro médico de cabecera, y seguimos paso a paso sus pautas. En una pista de balonmano, considero sinceramente, es muy difícil contagiarse. El espacio es cerrado pero muy amplio. Son en torno a 14-18 jugadores, aunque no existen contactos permanentes y ahí estaba tranquilo. Los problemas surgían en los viajes y el vestuario. Sin embargo, la gente ha sido y es responsable, siempre con la mascarilla y cumpliendo las normas de seguridad. Los jugadores se han portado y se ha creado un grupo dentro del equipo. Hemos ido haciendo los test pertinentes y, salvo al principio que tuvimos un par de falsos positivos de antígenos, no hemos tenido problemas. Eso sí, hay que certificar cada jornada que todo va bien y por eso nos hacemos los test cada jueves.

-Esta segunda fase de ascenso a Liga Asobal arranca el fin de semana en Pontevedra. Con el objetivo de la permanencia cumplido, ¿qué le ha pedido a sus jugadores?

-Llevo desde el partido de Torrelavega diciéndoles que salieran a pasarlo bien. Es muy de Johan Cruyff eso, pero lo llevo al sentido de ser ambiciosos, que no esperen, que sean proactivos, que en defensa tomen la iniciativa y que disfruten jugando. Si se acaba así, eso significa que el rendimiento ha sido bueno. Tengo un grupo que le puede ganar a cualquier equipo y perder contra cualquiera porque los rivales son buenos y existen ciertas limitaciones. Estamos en forma y, si conseguimos que disfruten, tendremos mucho camino recorrido. Hemos hecho una fase final buena y, de darle continuidad, podemos jugar una fase de ascenso para hacer disfrutar a la gente que le gusta el balonmano. Si transmitimos ese buen ambiente a la grada, se pueden disfrutar de muchas cosas incluso sin ascender. El hecho de que el club, con las limitaciones que tiene, compita contra los que al final subirán, si no somos nosotros, ya es un hecho significativo. Servirá para la atención mediática, institucional y de patrocinadores.

-¿Qué nivel se encontrarán a partir de ahora? ¿Qué escuadra considera la favorita para pelear el ascenso?

-Es complicado analizarlo. Al final, la División de Honor Plata es una categoría súper equilibrada. El penúltimo en nuestra fase de grupo llegó a tener una diferencia de goles de -15 después de perder mucho partidos. Perdió mucho, sí, pero con poca diferencia. De este tipo de competiciones que alguna vez he jugado, esa donde se arrastran puntos de la primera fase, siempre digo lo mismo. Lo que ha pasado no te sirve para nada. Puedes pasar con pocos puntos, pero entras con una dinámica positiva y te pones el primero. Esperamos mucha igualdad, lo típico, y los dos primeros equipos que cojan ritmo de puntuar, son los que ascenderán. El Torrelavega parte con la ventaja de tener un equipazo, una plantilla súper amplia y ser buenos en todas las fases del juego. Incluso si entrara en un bache, no me parececía extraño que no ascendiera pese a estar primero destacado. Nos encontraremos muy igualados y habrá un grupo de 4-5 equipos en una horquilla estrecha que no se resolverá hasta el final.

-¿Ve factible, en todos los aspectos, que Cajasur pudiera dar el salto a la Liga Asobal para quedarse?

-Dependería mucho de la capacidad que tuviera ese proyecto de movilizar a instituciones, patrocinadores y medios de comunicación. En el público seguro que sí, ahí no tengo duda. Hay mucho balonmano con nosotros, La Salle y la provincia. Si recibiese el mismo apoyo que otros proyectos, creo que se podría mantener sin problema. Lo primero, habría que pensar en ir ganando poco a poco en lugar de ver lo que pasaría en un futuro. El presidente, Miguel Pardo, es el que se sabe los números. Espero y deseo pensar que sí, que se podría hacer. Por jugadores no sería. Tenemos cordobeses jugando Champions y mucha calidad en nuestra cantera y la cordobesa. Pero mejor ir pensando poco a poco y lo del proyecto en Asobal dejarlo un poco aparcado todavía.

"Es muy de Johan Cruyff eso, pero lo llevo al sentido de ser ambiciosos, que no esperen, que sean proactivos"

-Hace 30 años, cuando usted apenas tenía 13, el conjunto granate peleó precisamente por el ascenso. ¿Tiene algún recuerdo de aquella época dorada del balonmano en la capital?

-Entré en el club justo en la temporada siguiente y no se puede comparar a lo actual. El hecho de jugar una promoción como jugó aquel equipo de Antonio Reyes, pues nosotros no nos hemos ganado el derecho a compararnos. Ese era un súper equipo, de los mejores de la División de Honor Plata, y nos encontramos varios peldaños por debajo. Ojalá podamos ser tan serios candidatos como ellos. La eliminatoria con el Tenerife Tres de Mayo a la que haces referencia no la viví, pero la he visto más tarde y se perdió fuera de casa. La diferencia que consiguieron los canarios fue insalvable pese al ambiente extraordinario que se generó en La Juventud para la vuelta. Ese equipo era un equipo con un presupuesto grande, muy centrado en su primer equipo y no tanto en la cantera, aunque Antonio ya empezó a crear la escuela del Sector Sur, pero no tiene nada que ver con esto. Ahora tenemos una base mucho más solida o más grande que aquel equipo de Antonio pero con menos medios. No nos hemos ganado el derecho a compararnos.

-¿Qué supondría para usted que el equipo cordobés pudiera acceder a la máxima categoría nacional?

-Significaría, para empezar, que me tengo que buscar otro equipo porque sería difícil dirigir en Asobal por mis obligaciones laborales. Sería, no por el hecho de subir el equipo, una barbaridad por el club. Llevamos muchos años trabajando en algo tan complicado como es la base. Da satisfacciones a los que estamos cerca pero luego es difícil venderlo. Que un equipo sea campeón o subcampeón de España femenino nos pone locos de contentos, pero cuando llamas a un patrocinador y se lo explicas, eso vende poco. A nivel institucional vende en ese momento. El hecho de ascender a Asobal sería poner el acento no solo en que se ha subido, sino que ese modelo de ir poco a poco, de cuidar a los más pequeños y a las escuelitas, ha triunfado. Sería maravilloso.

El ego en el balonmano lo perdí a los 18 años. No me llama la atención el hecho por ganar yo. Que el club, con el que estoy muy idenficado, esté lo más alto posible sería increíble porque veo el esfuerzo que hay detrás. Cada detalle, cada mejora, cada jugador tiene muchas horas detrás con gente que lo hacen de forma desinteresada o con poca retribución.

-¿Es el mejor momento de su carrera deportiva?

-El entrenador va aprendiendo cosas y es muy difícil que el actual no sea el mejor. Miro los entrenamientos de hace seis años y pienso que vaya basura hacía. Incluso con los del año pasado pienso que en algunas cosas me equivocaba. Intento reciclarme, aprender de los demás y cómo se enseña, que es lo complicado. Es muy difícil que para un entrenador implicado no sea cada día su mejor momento. Te va haciendo que no cometas errores, pero siempre los cometerás y alguien estará ahí para que aprendas. Sí, es mi mejor momento ahora mismo, pero dentro de un mes lo será ahí.

Jesús Escribano, entrenador del Cajasur Córdoba BM, en el pabellón de Fátima durante la entrevista. Manuel Murillo

-¿Cree que este gran rendimiento ofrecido puede motivar a los más pequeños para meterse de lleno en este deporte?

-En Puente Genil, Palma del Río y Pozoblanco no me cabe la más minima duda. En Córdoba es complicado porque el funcionamiento de las escuelas, a día de hoy, está orientado a que las empresas que llevan las actividades ganen dinero. Y se gana con lo fácil, el fútbol y el fútbol sala. Hablas con ellos y les dices que quieres montar una escuela de balonmano y no les interesa. Les explicas que es gratis, que tú lo pagas todo y entonces ya los niños se apuntarían al balonmano y dejan en la que ganan dinero. Los equipos que tienen éxito en Asobal son de ciudades pequeñas. En Palma del Río, de donde soy, los niños juegan a balonmano por la calle. En el patio del colegio de Salesianos jugan al balonmano. Seguirá creciendo en Puente Genil y Pozoblanco.

El Córdoba de fútbol puede bajar a Tercera y tener 10.000 socios. El Cajasur puede subir a Asobal, irse al colegio Concepción Arenal que tenemos aquí al lado y que el profesor de Educación Física no sepa lo que es el balonmano. Nos va a costar la misma vida tener promociones de 18-20 alevines al año como ahora. Ojalá el balonmano resuene, la gente sepa quiénes son los jugadores, pero es complicado con ese acaparador informativo que es el Córdoba CF. No lo digo como crítica, solo como descripción de la realidad. Con Rafael Gómez, en Segunda B, tenían 10.000 socios sin poder subir.

-¿De qué se siente más orgulloso desde que el Cajasur formó parte de su vida?

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-A nivel de resultados, del ascenso de Segunda a Primera, no me cabe la más mínima duda. Ahí era jugador y lo viví dentro de la pista. Se produjo el salto que necesitaba el club, nuestra cantera era campeona de España de juveniles, por lo que no tenía sentido estar en Segunda. Nuestros juveniles eran mejores que los sénior. En esa Segunda División, hablamos hace unos 15 años, había mucho dinero con equipos filiales y jugadores extranjeros de nivelazo. Todo ello hizo que nos costara un trabajazo increíble. Con Antonio Reyes de entrenador, para jugadores y el club, como institución ganando títulos a nivel base, fue una libración. Muy parecido a lo que nos pasó de Primera a Plata. Llegó un momento que ganábamos sin querer y sin hacer proyectos para eso. Por fin nos hemos quitado ese lastre.

En lo personal, entré con 12 años y tengo 43. Cuando hablo en casa lo hago del club, llevo toda la vida aquí. Empecé como jugador de los escalafones inferiores, lo era de medio pelo hasta juveniles. Ahí, cuando llego, la cantera no funcionaba muy bien y consigo meterme en el sénior. Era el único joven, tuve mucha paciencia y poco a poco me hice un sitio. Jugué muchos partidos y disfruté mucho. Estuve en Baena cuando el club se fue allí y no he encontrado nada que me motivara más que estar en mi casa o el poder compaginar jugar con dar clases a la base. Me ha aportado tantas cosas que no sabría decirte, una manera de ser que no es mejor ni peor, pero que está tremendamente relacionada con el club y con todo el mundo que lleva aquí toda la vida.