nforme sobre el estado de la biodiversidad

Doñana bate records en menor número de aves y más calor

Las especies invernantes bajan un 42% en un año y un 18% respecto al máximo histórico

Las lagunas permanentes se consideran ya desaparecidas tras dos años desecadas

Javier Bustamante, Eloy Revilla y Rocío Fernández, este jueves.

Javier Bustamante, Eloy Revilla y Rocío Fernández, este jueves. / EFE / JORGE MOLINA

Efe

El espacio natural de Doñana registró en 2023 sus peores cifras en cuanto al número de aves invernantes y al incremento de la temperatura media, casi un grado con respecto a 1990, mientras se ha constatado la desaparición de los humedales permanentes.

La Estación Biológica de Doñana presentó este jueves un informe sobre el estado de la biodiversidad de este espacio, marcado por el cambio climático y la continua sobreexplotación de su acuífero subterráneo, unos «cambios muy intensos», según su director, Eloy Revilla, quien advirtió del impacto económico que sufrirá el entorno social. Varias especies emblemáticas no aparecen desde hace años, como el lagarto ocelado, la anguila o el sapo común. El 79% de las especies de aves acuáticas sufre una reducción de sus poblaciones respecto a hace diez años, y las poblaciones de conejo -clave para depredadores como el lince o el águila imperial- muestra una densidad de sólo un ejemplar cada dos kilómetros cuadrados.

Aves

Las aves acuáticas son las que más sufren la situación. El censo de 2023 desvela que había en enero 206.000 ejemplares, «la décima peor cifra para estas fechas de la serie histórica», según Javier Bustamente, vicedirector de la Infraestructura Científico Técnica Singular (ICTS) de la Estación Biológica. Unos datos que ha superado de largo el mismo censo del mes pasado. De forma provisional se estima en 120.000 las invernantes, de 97 especies, un récord negativo pues suponen el 42% que el año pasado y el 18% respecto al máximo histórico.

El ánsar, ave emblemática que se usó para recaudar fondos en Europa para Doñana en los años 60, sufre una caída continua. Si en 2023 fueron 9.588 ejemplares (cifra muy baja), en enero se redujeron a 4.216. Dos aves muy abundantes han caído con fuerza, ánade silbón y cerceta común, mientras que sí hay más ejemplares de pato cuchara y ánade rabudo.

Lagunas

La disminución de zonas húmedas es la clave. Las lagunas permanentes de Doñana se consideran desaparecidas, tras su desecación durante dos años consecutivos, mientras que las temporales han pasado de 4.000 en años de lluvias a unas 1.600, pues la mayoría ya se hallan invadidas por vegetación de matorral. Rocío Fernández Zamudio, del equipo de Seguimiento de la EBD, indicó que se detecta una alta mortalidad de pinos y alcornoques centenarios, en los que se ubicó la icónica pajarera de Doñana.

Calor

Las temperaturas se aliaron con la sequía. Doñana registró en 2023 una media de 19,3 grados, récord histórico, por encima de los 18,5 de 1990. Y las precipitaciones fueron las segundas más escasas de la última década, un periodo de por sí seco. «Las sequías anteriores seguían el patrón de unos 4 ó 5 años de vigencia, mientras que ahora son muy prolongadas», indicó Revilla. El director de la EBD se refirió a la exclusión de Doñana de la Lista Verde que elabora la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como un acicate para «aprender de los errores, tanto Administración como nosotros».

El científico insistió en la grave situación del acuífero que nutre las zonas húmedas del espacio natural, sobreexplotado por la agricultura, y apuntó que este impacto y el del cambio climático ya lo sufre «el entorno socioeconómico; debemos saber adaptarnos y eso pasa por la reducción» del consumo de agua.