La hostelería andaluza empieza a recuperarse del impacto de la pandemia y encara la recta final del año con optimismo por la desaparición de restricciones, pero también con inseguridad por el mantenimiento de los niveles de alerta y los pagos a los que tienen que hacer frente unas empresas «debilitadas». El presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería de Andalucía, Javier Frutos, manifestó a EFE que mantener la clasificación por niveles de alerta sanitaria genera «inseguridad» al sector, ya que si se pasa del nivel cero al uno se «desestructura todo», lo que complica a las empresas la planificación.

Por ello, defiende la necesidad de «dar el salto para quitar las restricciones», ya que la vacunación «funciona y se está demostrando» al bajar la incidencia de coronavirus.

En las últimas semanas han detectado «movimiento» de personas y empresas que se interesan por reservar para el mes próximo o la Navidad, pero «no sabemos -ha subrayado- si vamos a poder dar ese servicio», ya que el condicionante se mantiene y, al final, de este dependerán los aforos permitidos, explicó.

En cuanto a la actividad de las empresas en Andalucía, diferenció entre el litoral y el interior, ya que en el primero la campaña de verano «ha ayudado a ir recuperando» el negocio, y en el segundo se «ha alargado mucho más la situación» que atraviesan por la pandemia, si bien el último puente festivo -del Pilar- les ha «dejado respirar un poco».

Las limitaciones impuestas por la pandemia han supuesto una situación «crítica» para las empresas hosteleras andaluzas, que aún siguen «bajas» en facturación respecto al 2019, y tienen ahora que «recuperar» lo perdido.

Entre un 10 y un 15 por ciento de los establecimientos han tenido que cerrar, y otros «no saben qué es lo que puede pasar» en un plazo corto de tiempo, ya que en marzo o abril tendrán que hacer frente a la devolución de los préstamos ICO -actualmente pagan solo intereses-, lo que «va a condicionar mucho la viabilidad de muchos negocios», dijo Frutos.