Vuelta a 1996. Ese quizás fue el resumen más oído ayer en el primer pleno del Parlamento tras las elecciones que convirtieron a Andalucía en el referente de la izquierda y voz de la oposición al Gobierno de España. Si los socialistas organizaron en su día un frente contra Aznar, el Gobierno de coalición de PSOE e IU dejó claro en este estreno que va a volver a convertir la Cámara andaluza en un altavoz de la crítica a Rajoy. El motivo ayer fueron los Presupuestos del Estado. El PP tiene un papel complicado, solo en la defensa del Ejecutivo central y aguantando el chaparrón por el "maltrato" a Andalucía. Aquí también se aferran al argumento de la herencia recibida de Zapatero.

PSOE e IU aprobaron una batería de resoluciones entre las que, a propuesta de la federación de izquierdas, el Parlamento "condenó" la actuación del ministro Montoro y de su número dos, Antonio Beteta, "por haber minado la credibilidad de la economía andaluza sembrando dudas constantes sobre la credibilidad de sus cuentas".

Es lo más parecido a una reprobación que pudo conseguir el Gobierno, después de meses de tensión con el ministro y el secretario de Estado de Administraciones Públicas, que han acusado a la Junta de "maquillar" y trampear en sus cuentas. El culmen llegó en la última reunión del Consejo de Política Fiscal yFinanciera que aprobó los recortes en las autonomías. Montoro aprobó a Andalucía, por los pelos, tras abroncarla. Un día después se conoció que tres comunidades del PP, Madrid, Valencia y Castilla-León, sí que habían maquillado sus cuentas en un desfase de 3.000 millones de euros. 2.000 correspondían a la comunidad madrileña, en la que Beteta fue consejero de Economía. El Parlamento pidió ayer su cese porque se "evidencia que no es la persona idónea para fiscalizar a ninguna administración".

Que la Cámara autonómica debata de los Presupuestos estatales no es raro, aunque los diputados andaluces no puedan más que tocar las palmas a los suyos si están en el Gobierno central (eso hacían los socialistas con Zapatero y eso hicieron ayer los populares con Rajoy) y bramar contra las cuentas si en Madrid son oposición. En esta ocasión la tensión se disparó por los recortes en marcha y las acusaciones sobre quién es responsable de los ajustes. Fue un debate previsible, en ocasiones tedioso, que concluyó con 60 propuestas aprobadas, todas de PSOE e IU menos cuatro del PP. Denunciaban el "maltrato" a Andalucía, censuraban unos números "injustos", exigían otro reparto del déficit (por población y no por PIB) y que se cumpla la inversión recogida en el Estatuto andaluz.

CASA REAL E IGLESIA El PSOE eludió apoyar la solicitud de sus socios de un recorte para la Casa Real y que se suprima la subvención a la Iglesia y la OTAN. IU no quiso aplaudir "el esfuerzo de Andalucía para alcanzar el equilibrio presupuestario". La Cámara pidió un gravamen sobre la riqueza y que se vigilen los sueldos en empresas públicas.