Reportaje
Cuatro olivares de la provincia de Córdoba con historia
Los Paisajes del Olivar que compiten por ser Patrimonio de la Humanidad comparten una tradición de siglos
Son Montoro, Zuheros, el Molino Ducal de El Carpio y El Ruedo
Cuatro territorios de la provincia de Córdoba, con diferentes tamaños y características, aspiran a convertirse en el próximo Patrimonio de la Humanidad si prospera la propuesta de los Paisajes del Olivar, un proyecto en el que participan otras zonas de Andalucía. Todos comparten una característica común: durante siglos han sido espacios en los que el olivar, el árbol que la diosa griega Atenea regaló a los hombres, han modelado el paisaje.
Villa romana de El Ruedo
En Andalucía hay más de 200 villas olivareras de época romana catalogadas por los arqueólogos, pero ninguna se encuentra tan bien conservada como la de El Ruedo, a las afueras de Puente Genil, en un paraje donde se produce aceite de oliva desde hace 2.000 años. Fue una explotación que contaba con una zona residencial o pars urbana y una zona productiva o pars rústica que incluía una notable almazara.
«La Villa de El Ruedo constituye una muestra excepcional y bien conservada de las villas romanas que ilustran el proceso de expansión del olivo en estas tierras, así como el alto grado de especialización productiva orientada al comercio de aceite que se alcanzó en esa época», tal como explica la memoria del proyecto para declaración como Patrimonio de la Humanidad. Es el bien paisajístico de la provincia más pequeño de los que forman la candidatura, con apenas dos hectáreas.
Molino Ducal de San Fernando
Los orígenes del Molino Ducal de San Fernando, en el municipio de El Carpio, se remontan a la segunda mitad del siglo XVIII, cuando el XII duque de Alba, Fernando de Silva y Álvarez de Toledo, decidió erigir un molino aceitero en este enclave, donde se hallaban los olivares más productivos de la zona de El Carpio. La finca no sólo sigue produciendo un aceite de excepcional calidad, sino que aún está en manos de la casa ducal de estos Grandes de España.
Así, el complejo protoindustrial del Molino Ducal de San Fernando es un ejemplo excepcional y bien conservado de las grandes almazaras señoriales que alcanzaron su grandeza en la provincia de Córdoba. Tanto la almazara como el olivar del que se nutre abarcan unas 50 hectáreas.
Montoro y su entorno
El componente se ubica en el municipio de Montoro y comprende un amplio territorio que gravita sobre el núcleo urbano, conformando un paisaje plenamente olivarero donde las estribaciones de Sierra Morena se encuentran con la Vega del Guadalquivir en el singular enclave en el que el río, con un acusado meandro, muerde el monte y sirve de asiento privilegiado a la villa de Montoro, puente estratégico entre la Sierra, la Vega y la Campiña.
Los valores que destacan la propuesta para la candidatura son los paisajes del olivar ilustrado, conformados por las reformas agrarias liberales de los siglos XVIII y XIX; el conjunto histórico de Montoro y el profundo meandro del Guadalquivir; los caseríos, cortijos y molinos; y un patrimonio inmaterial extenso. Abarca una superficie de 3.900 hectáreas, la mayor de los territorios cordobeses aspirantes.
Olivar serrano de Zuheros
Este olivar en la Subbética cordobesa constituye un excelente ejemplo del paisaje olivarero que tapiza los rebordes serranos de las montañas calizas béticas, levantadas en el plegamiento alpino, que contrastan con las viejas y redondeadas elevaciones de Sierra Morena. Aquí, los olivos ocupan las cuestas al pie de las moles calcáreas, sobre un parcelario de fincas pequeñas de entre media y dos hectáreas, propias de un olivar minifundista y campesino.
Hay constancia en la zona (en la Cueva de los Murciélagos) del uso de la aceituna desde el Neolítico, si bien el cultivo extenso del olivar no llegó a Andalucía hasta la entrada de los fenicios, mucho más tarde. En época islámica se configuró este espacio, un sistema agrario multifuncional de media montaña con huertas y mosaicos de frutales y olivos rodeando los macizos calizos que imposibilitan el cultivo. A partir del siglo XVIII se consolidó la oleicultura en la zona hasta alcanzar su plenitud en el siglo XX. Junto a los propios olivares, este paisaje cordobés incluye como valores la Cueva de los Murciélagos, el pueblo de Zuheros e incluso la Vía verde del Tren del Aceite. Tiene una extensión de unas 3.000 hectáreas, la segunda mayor de Córdoba.
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