VENTANA A LA NATURALEZA

El silencio de los olivares

El cultivo de este leñoso mediterráneo desde hace siglos ha sido una fuente de conservación de la biodiversidad

La intensificación que se ha extendido en los últimos años está provocando que este sistema entre en crisis al reducirse la riqueza de la flora y la fauna en las explotaciones

Los olivares tradicionales han perdido gran parte de la biodiversidad que mantenían históricamente. En la imagen, olivar de sierra.

Los olivares tradicionales han perdido gran parte de la biodiversidad que mantenían históricamente. En la imagen, olivar de sierra. / ARENAS

El olivar se ha considerado como un sistema agrícola que ha permitido la conservación de la biodiversidad. El propio manejo, el respeto hacia los retazos de monte mediterráneo dispuestos en las zonas más improductivas e incultas o en las lindes de las explotaciones, la existencia de comunidades de herbáceas en gran parte de la superficie durante determinadas épocas del año y su intercalación con otro tipo de cultivos hicieron posible el mantenimiento de una rica biodiversidad florística y faunística. Esto también fue favorecido porque la base del olivar es el acebuche, especie silvestre que se desarrolla en las partes más termófilas del monte mediterráneo y al que las comunidades faunísticas están adaptadas.

Ese manejo tradicional del olivar se ha perdido en gran parte con la intensificación del uso de los plaguicidas y herbicidas, que han eliminado en gran medida las herbáceas y empobrecido las comunidades de especies presas, junto a la eliminación de los reductos de monte mediterráneo que el cultivo va arañando poco a poco. Se ha evolucionado a un sistema de cultivo donde únicamente existe la especie objeto de cultivo, el olivo, y se le ha declarado la guerra al resto de especies. En estos casos cuando hay conejos se producen graves daños, incluso a baja densidad, porque este lagomorfo no tiene otra cosa que comer que no sea el olivo, y llegan incluso a subirse por los troncos de estos árboles.

La intensificación del cultivo

El proceso de intensificación puede estar contribuyendo a mejorar los ingresos de los agricultores, pero también está generando una creciente preocupación sobre la sostenibilidad del cultivo del olivo. Se producen cambios en la estructura de este tipo de hábitat con el que la biodiversidad ha evolucionado durante miles de años y se simplifica de manera ostensible. Los estudios han demostrado que esta intensificación está provocando efectos negativos en el suelo (erosión y perdida estructura) y el agua, e impactos en la biodiversidad. Dentro de los olivares, los estudios disponibles sugieren que la riqueza de especies de aves tiende a disminuir a medida que aumentan los niveles de intensificación, probablemente como consecuencia del aumento de los insumos de pesticidas y herbicidas y a los cambios del hábitat por el aumento de la densidad de árboles, la reducción de la cubierta vegetal herbácea y la pérdida de setos leñosos.

El manejo tradicional del olivar se ha perdido al intensificar el uso de plaguicidas y herbicidas

Si optamos por pasear por los olivares intensamente manejados nos llamará la atención el silencio abrumador, donde antaño bullía la vida (invertebrados, aves, reptiles y mamíferos). Por ejemplo, en los últimos treinta años el descenso de las poblaciones de aves en medios agrícolas han sido rápidas y en ocasiones generalizadas. Algunas han reducido sus efectivos un 80% y otras entre un 30-40%.

Las aves como los murciélagos pueden proporcionar servicios de biocontrol en olivares y viñedos, ya que se alimentan de muchas especies de plagas de insectos asociados a ambos cultivos. Este control disminuye a medida que aumenta a escala de paisaje la superficie dedicada a cultivos específicos, en particular los olivares. Sin embargo la heterogeneidad agrícola aumenta este servicio ecosistémico.

Beneficio de la extensificación

Investigadores de la Estación Biológica de Doñana han llegado a la conclusión que la extensificación del uso de la tierra (agricultura extensiva y diversificación del paisaje) promueve conjuntos más ricos funcionalmente que las prácticas intensivas modernas en los olivares. En un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Jaén, se llegó a la conclusión de que tomando la densidad total de aves y la diversidad de especies, el olivar tradicional presenta la mayor riqueza ecológica. Por el contrario, este mismo olivar sometido a una intensificación de tratamientos, laboreo y eliminación de toda la vegetación que no sea cultivo, presenta la menor riqueza ecológica, con el menor número de especies y la diversidad más baja. La degradación y eliminación de setos, taludes y cobertura herbácea provoca la disminución de las poblaciones de insectos y de las semillas que constituyen el alimento habitual de las especies de aves. Esto ha provocado una disminución de los predadores naturales de las plagas, tanto insectos como aves insectívoras.

Investigadores de la Universidad de Córdoba han encontrado que cambios relativamente pequeños en las prácticas agrícolas pueden ser suficientes para alcanzar los objetivos de biodiversidad. El mantenimiento de setos y cubiertas vegetales son las más costoeficientes y además señalan que la implementación de coberturas en el suelo de los olivares pueden mejorar el éxito reproductivo de las aves que nidifican en árboles al reducir la depredación de los nidos.

Aunque se considera necesario aumentar la producción de alimentos a través de la intensificación agrícola, estos sistemas también representan uno de los motivos de mayor disminución de la biodiversidad en todo el mundo. Los esfuerzos de las administraciones deben orientarse a encontrar estrategias que concilien la producción de alimentos y la conservación de la biodiversidad, incluso en sistemas intensivos.

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