La producción de ajos en la provincia de Córdoba se encuentra en una situación de alto riesgo. Así lo afirman las organizaciones agrarias al hacer balance de la campaña anterior y analizar el inicio inminente de la próxima, previsto para el arranque del otoño. El motivo no es otro que la falta de precipitaciones, como ha sucedido con la última cosecha, y más en concreto la ausencia de lluvia para el arranque.

Con este escenario, que ya ha ocasionado pérdidas en el último ejercicio, hay tres opciones sobre la mesa de los agricultores. Según explica Miguel del Pino, presidente de la sectorial de Asaja Córdoba, estas tres posibilidades consisten en «arriesgar» y sembrar ajos aun sabiendo que podría perderse la cosecha por falta de agua, marcharse a otras provincias o comunidades donde tengan la posibilidad de disponer de agua de pozo o directamente pasarse el año «en blanco» y no producir.

Antes de entrar en detalle, el representante de Asaja indica que la situación actual de los pantanos cordobeses es del 16% (segunda semana de septiembre), un nivel inferior incluso al que tenían el pasado año. «Hay que recordar que esta situación obligó a muchos ajeros a recurrir a agua de pozos en las provincias de Málaga y Sevilla, por ejemplo, e incluso a la comunidad de Castilla-La Mancha».

Los que se quedaron en Córdoba salvaron parcialmente la campaña. ¿Cómo? Pues, como explica Del Pino, el clima y la sequía dejaron una cosecha «de gran calidad, pero con piezas de menor tamaño y una menor producción». A todo ello hay que sumarle que el «calor final hizo que la calidad final llegara con pocas pieles, lo que repercute en el precio y los problemas para su venta». Sobre el mercado, desde Asaja recuerdan que casi el 90% se dedica a la exportación: «Empezó con el mercado algo flojo, porque los compradores tenían ajo de España, China y Argentina». Sin embargo, el precio poco a poco fue evolucionando de manera positiva para los productores. Así, mientras que en mayo era de 1,70 euros el kilo, en agosto llegó a 2,10, siempre dependiendo del calibre y la propia preparación (sacos, bolsas, cajas). El ajo rojo, por su parte, se situó cerca de los tres euros.

Por su parte, la secretaria provincial de COAG Córdoba, Carmen Quintero, ha calificado la campaña de ajo como «atípica», entre otras cosas por haberse encontrado con varios problemas en el desarrollo de la misma. Uno de ellos fue la prohibición de materias activas por parte de la UE «sin preocuparse de dar alternativas para tratar el cultivo cuando más falta hacía». Este extremo es el que hizo que a la hora de recoger haya habido pieles más frágiles. Quintero señala a la pérdida del 60% de la producción, así como a la desaparición de «muchísimas hectáreas para el próximo año».