La actividad cinegética en Córdoba atraviesa una situación muy diferente en función del tipo de caza e, incluso, de la especie animal. Así lo pone de manifiesto el responsable provincial del sector en Asaja, Tomás Jurado, al hacer balance de la pasada temporada y ofrecer una previsión sobre la próxima. En concreto, la caza mayor es la que disfruta de un «buen momento», mientras que la menor atraviesa una peor situación, con un estado de salud más que delicado en poblaciones como la de la liebre y la perdiz roja. Se da la circunstancia, además, de que estos animales están prácticamente desaparecidos en determinados puntos de la geografía cordobesa.

Dos cazadores observan una liebre en un terreno cinegético de Córdoba.

La caza mayor es, por tanto, la que se encuentra en un mejor momento y cuenta con muy buenas previsiones y una clara tendencia al alza con respecto al año anterior. Muy destacable en este apartado es el caso del jabalí, que se encuentra en una situación de emergencia cinegética por daños tanto en la Sierra como en la Campiña cordobesa. Esta medida permite, por tanto, cazar esta especie de forma intensa a lo largo de todo el año, tanto en terrenos acotados como no acotados.

Para explicar el estado de emergencia, alude tanto al hecho de que se trate de una «especie dañina» para el resto de especies de fauna silvestre menor, como a la propia «invasión de carreteras, con el consiguiente peligro de accidentes de tráfico a lo largo de todo el año, especialmente en horarios crepusculares y durante la noche». Además, representa un riesgo sanitario en explotaciones ganaderas, especialmente las de vacuno, en las que actúa como vector de «transmisión de enfermedades» como la tuberculosis bovina.

Jurado destaca que el buen momento de la caza mayor «beneficia a todo lo que rodea a las monterías». Es decir, desde los hoteles hasta los empleos que se generan y la actividad de los propios veterinarios. A todo ello hay que sumarle «la vuelta a la normalidad» tras las restricciones causadas por la pandemia del covid-19, que ha dejado fincas sin montear durante estos años, con el consiguiente incremento de la población animal. Además, ya están desactivados los protocolos que prohibían las concentraciones y hasta los desayunos en las monterías.

El jabalí se encuentra en una situación de emergencia cinegética por daños

En una situación muy dispar se encuentra la caza menor. Asaja repasa la situación en la que se encuentra esta actividad. Así, por ejemplo, ha mermado la población de liebre, sobre todo en las localidades de la Campiña, entre otras causas por la mixomatosis (un virus caracterizado por la aparición de tumefacciones en mucosas y piel. El animal se queda ciego y se le inflama el aparato excretor). El representante de esta organización agraria concluye el apartado de las liebres aludiendo a las diferencias que existen en diferentes puntos de Córdoba. «Su ausencia es más evidente en la Campiña, mientras que en la zona de la Sierra ha criado bien, pues ahí ha incidido menos la enfermedad», explica.

En cuanto al balance sobre la situación del conejo, el sector también afirma que se ha visto «afectado por esta enfermedad», si bien tiene la peculiaridad de coexistir esta situación de alarma con otra radicalmente opuesta. De hecho, la Junta de Andalucía declaró 20 municipios de la provincia de Córdoba en emergencia por las poblaciones y daños de conejos, un escenario que «permite combatir los daños agrícolas de forma eficaz y más prolongada en el tiempo en aquellas zonas donde realmente existen los daños y su gravedad lo requiere». Los municipios declarados en emergencia en Córdoba son: Aguilar de la Frontera, Baena, Benamejí, Bujalance, Cabra, Cañete de las Torres, La Carlota, Castro del Río, Fernán Núñez, Guadalcázar, Iznájar, Lucena, Montalbán de Córdoba, Montilla, Monturque, Moriles, Puente Genil, La Rambla, Santaella y La Victoria.

La perdiz roja preocupa por el alarmante descenso de su población

Esta declaración de emergencia estará en vigor hasta el 31 de mayo de 2023 y permitirá cazar de forma «más intensa el conejo en aquellas zonas donde genere daños en la agricultura y sea necesario», según los datos aportados por Asaja. Los medios de captura que podrán aplicar serán la captura en vivo con hurón y redes (o mediante capturadero), las armas de fuego y las aves de cetrería.

En el extremo opuesto están las limitaciones para la caza de este animal en zonas donde las poblaciones han quedado diezmadas, en el caso de Córdoba en localidades del Alto Guadalquivir como El Carpio o Pedro Abad. Según datos obtenidos en el marco del Programa de Seguimiento de Especies Cinegéticas de Caza Menor en Andalucía, se ha constatado una tendencia regresiva de los efectivos poblacionales de esta especie en toda Andalucía a causa de la nueva variante de la enfermedad hermorrágica vírica (RHV).

La perdiz roja es otra de las especies que preocupan por el alarmante descenso que su población ha sufrido, con un ritmo especialmente incesante en la zona de la Campiña. Desde Asaja analizan las causas que han llevado a esta situación y destacan dos por encima de todas. Una de ellas estaría compuesta por los depredadores naturales, como el zorro y las rapaces, y la otra sería la propia práctica agrícola.

Es por ello por lo que sector cinegético se muestra a favor de la recogida de las cosechas una vez han nacido los pollos, así como dejar zonas sin recolectar entre los cultivos a modo de refugio y alimento para la fauna. El responsable de Asaja explica, por ejemplo, que la «siega de cereales en junio hace que rompan muchos nidos» de esta especie. Sin embargo, hay diferencias poblaciones en la provincia de Córdoba, con un mayor número de perdices en la zona norte, en las comarcas de Los Pedroches y el Valle del Guadiato.

Otras aves, como las palomas (torcaz, zurita y bravía), atraviesan un «buen estado, con poblaciones abundantes». Las migratorias, como la codorniz y la tórtola, se encuentra en un escenario «escaso, fundamentalmente por la sequía». De hecho, la caza de tórtola se encuentra prohibida en toda España.