Casi toda la sociedad conoce la cigüeña blanca, especie abundante, colonial y que soporta bien la cercanía con el hombre y sus infraestructuras como tendidos eléctricos, campanarios de iglesias y altos edificios, entre otros. Una congénere suya, la cigüeña negra, es su antítesis, tanto en su colorido como en su comportamiento.

Es una especie montaraz que cría en los lugares más recónditos de las serranías, alejadas de núcleos urbanos, solitarias y poco abundantes. No soporta la presencia humana con carácter general y es muy sensible a las molestias. Se conocen muchos casos de interrupción de la incubación por presencia de personas cerca de sus nidos y de no volver a criar en años posteriores tras visitas inoportunas, incluso cuando los pollos ya estaban volantones.

Suelen situar los nidos en roquedos o en grandes árboles (encinas o alcornoques) siempre muy asociados a los cursos de agua. En el primer caso son muy comunes en los farallones de los embalses que les ofrecen cierta inaccesibilidad, siempre y cuando las embarcaciones no pasen cerca de ellos. Con seguridad interrumpirán el proceso reproductor si los pollos no están aún nacidos.

La población española se circunscribe al cuadrante suroccidental y representa el 5% de la población europea y es un lugar especialmente importante para los efectivos de las poblaciones más occidentales de Europa como área de descanso y ruta de migración hacia sus cuarteles de invernada del Sahel. Cada vez es más común que parte de sus efectivos se queden a invernar. En Andalucía se concentran principalmente en el entorno de Doñana y se viene realizando su seguimiento desde 2003, que arroja cifras que se acercan a los 300 ejemplares. En Córdoba se suelen observar en la confluencia de los ríos Zújar y Guadalmez.

Ejemplar de cigüeña negra, recuperándose en el CREA de Los Villares tras sufrir un disparo. Rafael Arenas

En el año 2017 la Sociedad Española de Ornitología coordinó un censo a nivel nacional y se concluyó que la población de cigüeña negra en España era de 386 territorios (346 parejas seguras y 40 probables) y se encuentra catalogada en la categoría de Vulnerable a la extinción a nivel nacional y en peligro de extinción en Andalucía. Extremadura, con 172 territorios seguros, acumula el 50% de la población y nuestra comunidad autónoma, con 94 territorios ocupados, tiene el 26,68%. Córdoba mantenía en esa fecha 14 territorios seguros y 5 territorios vacíos que habían perdido su pareja. Estos son los últimos datos públicos en Andalucía y Córdoba; en esta última supone el 3,63% de la población española.

Las parejas de cigüeña negra en la provincia se distribuyen principalmente por toda la banda forestal de Sierra Morena y los cursos de los ríos Guadalmez y Zújar, prácticamente en los Parques Naturales de la Sierra de Hornachuelos y de la Sierra de Cardeña y Montoro, así como en las Zonas de Especial Conservación (ZEC) de Guadiato Bembézar, Guadalmellato, Sureste de la Sierra de Cardeña y Montoro, Guadalmez, Sierra de Santa Eufemia y Zújar.

En Andalucía se ha visto una continua evolución positiva desde que se comenzó a seguir la población, fruto del mayor esfuerzo realizado. El crecimiento está bien constatado desde 2012, con un incremento de cerca del 30% y con una media anual del 3,6%. Sin embargo, en la provincia de Córdoba se han perdido algunos territorios en los últimos 5 años.

En Córdoba se han citado algunos problemas de ocupación de nidos por parte del buitre leonado, así se pierden los lugares más óptimos para la cría. Esta es una consecuencia del incremento de población de esta especie necrófaga que igualmente nidifica en roca. También se citan molestias derivadas del tránsito de vehículos en nidos cercanos a caminos.

Existen algunos déficit de información en relación a los lugares de nidificación anuales, asunto a resolver para evitar interferencias de los trabajos forestales y molestias ligadas a las múltiples actividades que se desarrollan en el medio natural, como pruebas deportivas y senderismo entre otras, dada la gran sensibilidad de esta especie para las molestias. En la actualidad hay un reto importante para la gestión de esta especie y es el barco solar de Hornachuelos, que atraviesa una zona de nidificación de esta especie. Si se hace bien, se convertirá en un elemento dinamizador de la economía de este municipio, pero si en la época de reproducción no se adoptan las medidas oportunas, con el paso de los años se perderán una o dos parejas y uno de los valores emblemáticos del Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos. Está demostrado que sólo aquellas parejas rupícolas que crían en territorios de manejo abierto tienen significativamente menor productividad que las parejas que crían en cualquier otra condición.