Diario Córdoba

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ANÁLISIS

Hacia otro año agrario muy seco

Los embalses han comenzado el verano con solo 763,8 hectómetros cúbicos (22,39%), un nivel que no se registraba desde la sequía que se produjo entre 1993 y 1995

Situación de los embalses cordobeses. CÓRDOBA

Solo 763,8 hectómetros cúbicos. Esos son los recursos hídricos que almacenan los embalses cordobeses en el comienzo del verano, un nivel tan bajo que solo sería comparable a la sequía que afectó a la cuenca del Guadalquivir entre 1992 y 1995. Los pantanos están al 22,39%, lejos del 30,2% de junio del 2021 después de que se haya registrado un episodio de bajas precipitaciones que comenzó en 2015 y que solo se vio suspendido en 2018. Eso sí, los embalses cordobeses acumulan una reducción constante de sus niveles desde el año 2013, cuando tenían en el comienzo del verano de ese año 3.284,9 hectómetros cúbicos (96,28%). En la actualidad, los embalses con mayor capacidad de la provincia, que también destacan entre los que contienen mayor volumen de agua de la cuenca, presentan una situación preocupante.

Iznájar, que puede almacenar hasta 981 hectómetros cúbicos, solo tiene 292,8 (29,6%); La Breña retiene 153,2 de los 823,4 posibles (18,6%); Bembézar está al 38,8%, con 132,7 hectómetros cúbicos; Puente Nuevo se queda en el 28% (73,3 hectómetros cúbicos) y Yeguas, al 29,3% (42,2 hectómetros cúbicos). La regulación, que es el sistema principal que abastece a los regadíos, está al 24,8%. Precisamente, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir aprobó en mayo en la reunión de la comisión de desembalse una importante reducción del agua disponible para el regadío. Así, el organismo gestor de cuenca decidió un desembalse de 600 hectómetros cúbicos, un 35,1% inferior al que se acordó en 2021. La Confederación autorizó una dotación máxima de 1.750 metros cúbicos por hectárea, lo que supone un 70,8% menos de lo normal.

Año seco

Solo la estación que tiene la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Espiel supera los registros pluviométricos de un año normal, al acumular 501,1 litros desde el 1 de septiembre, lo que supone 34,7 más de lo normal en el periodo 1980-2010. En el resto de estaciones se contabilizan importantes déficit hídricos. La mayor variación respecto a lo que es habitual se observa en el embalse de Guadanuño (Cerro Muriano), donde la diferencia asciende hasta el 18 de junio a 209,2 litros por metro cuadrado (lo habitual son 729 frente a los 519,8 contabilizados). Sigue después la ciudad de Córdoba, con 185,7 litros menos de lo normal (han caído solo 393,9); Montoro, con 163 menos (se han registrado hasta el momento 420,6); Aguilar, con un déficit de 130,8; Doña Mencía, con 128,1 menos; La Rambla, con -103; Benamejí, con -93,4; Villanueva de Córdoba, con -90,7 e Hinojosa del Duque, con -34,1 litros. Esta tendencia, como refleja la Aemet en sus informes mensuales, sitúa a la ciudad de Córdoba con un gran número de meses secos o muy secos desde septiembre del 2021. La consideración es la siguiente: septiembre (normal, 31,6 litros), octubre (muy seco, 32), noviembre (muy seco, 12), diciembre (húmedo, 120,5), enero (muy seco, 0,8), febrero (muy seco, 1,3), marzo (muy húmedo, 101,8), abril (normal, 26,6) y mayo (normal, 26,2).

La reducción de precipitaciones, a lo que se ha unido la subida de las temperaturas (anormal fue la reciente ola de calor de junio), ha tenido ya sus consecuencias en los distintos cultivos en este año agrícola, sobre todo en los herbáceos de régimen anual. La cosecha de los cereales de invierno está prácticamente terminada y los rendimientos han sido muy bajos, según indica la Delegación de Agricultura (2.000-2.500 kilogramos por hectárea). También ha sido mala la productividad en las habas y los guisantes. En el caso del girasol, para el que se abrió la posibilidad de hacer más siembras por la crisis de Ucrania, el cultivo más tardío se vio afectado por la ola de calor, por lo que una parte de ellas no llegará a cosecharse. Tampoco se está desarrollando de manera adecuada el algodón.

En el ajo chino, los rendimientos han sido un 30% inferiores a la habitual, a lo que se ha unido una tendencia a la baja de las cotizaciones. En el ajo morado sí se espera unos rendimientos más normales.

Los ganaderos también se han visto afectados a lo largo del año agrario por la falta de precipitaciones, por lo que a los costes de producción por la guerra de Ucrania ha habido que unir también la aportación suplementaria en alimento. Está por ver las consecuencias del déficit hídrico en la próxima cosecha del olivar, que estará muy pendiente de las lluvias que caigan en el inicio del otoño.

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