El sector ganadero español ha pedido que no se «criminalice» a la ganadería intensiva, especialmente la vinculada a los negocios familiares y cooperativas, porque son «necesarias en el modelo de producción actual», con unas demandas de alimentación mundial crecientes y porque trabajan «bien».

Es uno de los mensajes que han lanzado las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA este viernes tras reunirse en Madrid con el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, y con el comisario europeo de Agricultura, Janusz Wojciechowski, y tras la polémica generada sobre las macrogranjas después de las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón.

El presidente de Asaja, Pedro Barato, señaló ayer la necesidad de convivencia entre la ganadería extensiva e intensiva; de hecho, ha puesto como ejemplo el ganado que nace en extensivo y luego pasa a engordarse en cebaderos intensivos. «Es ese el modelo» actual y lo ve necesario para alimentar también a una población mundial creciente. Respecto a Garzón, añadió que con sus palabras «pone en riesgo la viabilidad» de la ganadería en España y pidió que «se deje de intoxicar» ya sobre esta polémica y «dejen en paz a los ganaderos».

El secretario general de COAG, Miguel Padilla, reclamó «no criminalizar» a la ganadería intensiva por el hecho de serlo, porque es necesaria en zonas de España con falta de «base territorial». «A veces no todo puede ser extensivo», añadió Padilla, para quien se ha generado «confusión» entre ambos modelos de producción.