La lucha contra el cerambyx se extiende en Los Pedroches. Este insecto coleóptero está causando importantes daños en las encinas de la dehesa de la comarca y desde la Asociación Cívica Hinojoseña o el proyecto El Dehesafío de la Fundación Prode están abordando estrategias para hacer frente a esta amenaza.

Manuel Sánchez, de la asociación Cívica, explica que de los huevos que ponen en las hendiduras de estos árboles surgen las larvas que se alimentan de su madera. Los ejemplares adultos son los que se intentan eliminar para que el ciclo biológico se interrumpa.

Las encinas afectadas terminan huecas y muchas con ramas caídas o con el tronco partido. Para hacer frente al cerambyx, la asociación Cívica viene desde el año pasado difundiendo un remedio que consiste en colocar unas trampas «con un compuesto muy sencillo, que se elabora con cosas que tenemos en casa, y que hace de atrayente para que entre en la trampa y ya no pueda salir».

Manuel Sánchez señala que «estamos muy contentos porque muchas personas han visto nuestros vídeos de Youtube y se han dirigido a nosotros para comentar que se están preocupando y colocando trampas, por lo que parece que la gente está actuando».

Sánchez indica que estas trampas «tienen una efectividad muy buena» y que lo ideal es colocarlas cuando empieza el calor.

La trampa se realiza con una garrafa de plástico en la que se mezcla un litro de vino blanco y 300 gramos de azúcar. Se deja 24 o 48 horas y luego se añaden 300 gramos de sal y un litro de agua, si bien estas cantidades pueden ampliarse. A la garrafa se le corta la parte de la apertura y se pone al revés para hacer de embudo y para que por ahí entre el cerambyx. Manuel Sánchez señala que es importante que la garrafa esté apoyada en el tronco y propone realizar un pequeño agujero para que otros insectos que entren puedan salir. El radio de acción de efectividad puede llegar a 15 o 20 metros.

Por su parte, el proyecto El Dehesafío de la Fundación Prode lanza su campaña para buscar fincas en las que colocar las trampas. Prode se hacen cargo del coste total en función de su duración y de los consumos de líquidos de las trampas y los propietarios de las fincas adquieren el compromiso de colocarlas y mantenerlas para que sean efectivas.