La tesis de esta investigadora cordobesa resultó ganadora el pasado mes de junio en la cuarta edición de la Cátedra Agrobank, patrocinada por Caixabank en cooperación con la Universidad de Lérida, si bien, a consecuencia de la pandemia, no ha sido hasta ahora cuando se ha podido celebrar el acto de reconocimiento de este galardón.

-Fue usted elegida ganadora de la cuarta edición del premio que concede la Cátedra Agrobank a la mejor tesis doctoral en el sector agroalimentario. Ha versado sobre el control de calidad de productos hortofrutícolas. Cuénteme algo más de este trabajo.

-El estudio se llama Sensores espectrales de infrarrojo cercano para la caracterización, autentificación y aseguramiento de la calidad y seguridad de productos hortofrutícolas. Se centra en la tecnología con sensores NIRS (espectroscopia del infrarrojo cercano) y se emplea aplicándola a diferentes productos y usando distintos instrumentos en función del objetivo que queramos conseguir en cada caso. Es decir, propone introducir los NIRS en las diferentes etapas de la cadena de producción, garantizando así el control de los procesos y la integridad del producto desde el campo hasta el consumidor. Fundamentalmente lo que buscamos es llevar a cabo técnicas de aseguramiento de calidad y de seguridad que en función de en qué punto de la cadena de producción incorporemos el instrumento nos va a permitir obtener objetivos desde diferentes parámetros.

-Póngame algún ejemplo de uso.

-Lo hemos utilizado con algunos equipos portátiles como indicador del momento óptimo de cosecha o para recoger el producto. También lo hemos llegado a emplear en línea con equipos para determinar si un producto es apto para una determinada calidad o no. Hay una legislación de la Unión Europea bastante importante en el tema de los productos hortofrutícolas que nos determina qué nivel de contenido en nitratos nos interesa, en función del destino comercial del producto. Pues bien, con esa tecnología hemos podido determinar esos nitratos y establecer el destino.

-¿Se trata de una innovación en la cadena de producción, en lo que se venía haciendo hasta ahora?

-Hasta el momento en el sector hortofrutícola, para determinar calidad y seguridad del producto, se están llevando a cabo unos análisis destructivos que lo que nos permite únicamente es aplicarlo a determinados lotes, no se pueden analizar todas las muestras. Con este método, al fin y al cabo, estamos tratando con productos que son muy variables, por lo que si tomamos una muestra de un determinado lote, éste no va a ser representativo como tal de todo el producto. Esta tecnología, que es la principal innovación, nos está permitiendo realizar el análisis de manera más rápida, económica y nos permite incrementar la calidad de muestreo, tanto a nivel campo como a lo largo de toda la cadena de producción o incluso a nivel estand de supermercado.

-Viene bien entonces para que el sector agroalimentario se vaya modernizando.

-Sí, cada día se va modernizando más. Necesita evolucionar pero a la vez es un sector muy peculiar porque abarca desde el momento de siembra hasta la recolección, abarca un amplio proceso y necesita de tecnologías rápidas. Y aunque estemos dentro de la misma finca, en un mismo árbol una naranja no es igual si la coges de una cara o de otra. Esta tecnología de sensores está siendo muy bien recibida tanto por agricultores como por industria.

-¿Está ya puesto en uso o se tiene que implementar?

-Se ha puesto en práctica. De hecho nosotros estamos colaborando con empresas del sector. Hay una de ellas que ya ha adquirido uno de los equipos y los está usando tanto en campo como en industria.

-Los equipos de los que me habla, ¿son asumibles o tienen un precio elevado?

-Hay de todos los rangos en función del tipo de equipo y de la aplicabilidad que le quieras dar. Pero para una empresa mediana el equipo sería económicamente permisible. Al fin y al cabo la empresa lleva un número de muestras que tienen que analizar, un coste de laboratorio, a veces pueden tener rechazo de una partida… En cómputo, si se tiene todo eso en cuenta sale rentable.

-¿Durante cuánto tiempo ha estado desarrollando su tesis?

-He estado cuatro años pero no ha sido un estudio en concreto, sino que han sido muchos estudios que han englobado distintos productos y equipos. Es decir, venimos de un grupo asentado con mucha base. Yo estudié ingeniería agronómica, que es una carrera con muchísima amplitud, y en mi grupo de investigación, en concreto, llevan más de 20 años con esta tecnología y otras innovaciones. Ahora mismo está habiendo mucho auge de equipos lo que nos está permitiendo que la innovación sea muchísimo mayor. Al final nos vamos retroalimentando entre todos los equipos que trabajamos en este sector.